No era el domingo del Barbadás. Estaba claro desde el calentamiento, cuando Diego Vieytes no superó la prueba. Aunque esto fue lo de menos ya que Iago Quintairos, su sustituto, cumplió a la perfección.
Pero pese a las muchas ocasiones que tuvieron los jugadores de Jorge Regal a lo largo de los 90 minutos no hubo forma de perforar la meta de Brais Midón.
El acoso y derribo comenzó a los siete minutos, cuando Martín Fernández puso a prueba al meta visitante. A partir de ahí, Rafita, Luis González, Moisés Pereiro o de nuevo Martín Fernández desaprovecharon una y otra vez ocasiones claras para que el primer gol subiera al marcador. Entre tanto, del Grixoa, poco se sabía. Como mucho que tenía una línea de seis defensores plantados delante de su portero y que los de arriba se buscaban la vida como podían. Eso sí, el peligro, inexistente.
La segunda parte, corría por los mismos derroteros. A los cinco minutos, Cristian se encontró con el larguero de la meta visitante. La segunda parte era un calco de la primera pero al Grixoa no le importaba lo más mínimo. El equipo santiagués tenía muy claro a lo que venía a Os Carrís y el tiempo jugaba a su favor. Incluso se estiró un poco más, a ver si lograba darle un susto a Berto, un espectador más.
Jorge Regal movió el banquillo y puso a toda su artillería sobre el campo. Precisamente, cuando apenas llevaba un minuto en juego, Martín Pérez también pudo marcar. Controló un balón, se revolvió bien pero su disparo se fue alto por muy poco.
Pero las emociones fuertes se quedaron para el descuento del partido. Cuando el reloj marcaba el minuto 90, Alfredo se fue por velocidad por la banda, superó al meta Brais pero su disparo se encontró con el palo. Martín Pérez, que seguía la jugada no fue capaz de empujarla al fondo de la portería. Y en el minuto 92, en pleno acosó a la portería visitante, Hugo García remató un centro desde la derecha pero en esta ocasión fue el larguero el que escupió el remate del delantero del equipo azulón.
Lo resumió de forma muy clara un jugador local a la salida del vestuario. 'Aunque jugásemos dos días, no marcábamos'.
El acoso y derribo comenzó a los siete minutos, cuando Martín Fernández puso a prueba al meta visitante. A partir de ahí, Rafita, Luis González, Moisés Pereiro o de nuevo Martín Fernández desaprovecharon una y otra vez ocasiones claras para que el primer gol subiera al marcador. Entre tanto, del Grixoa, poco se sabía. Como mucho que tenía una línea de seis defensores plantados delante de su portero y que los de arriba se buscaban la vida como podían. Eso sí, el peligro, inexistente.
La segunda parte, corría por los mismos derroteros. A los cinco minutos, Cristian se encontró con el larguero de la meta visitante. La segunda parte era un calco de la primera pero al Grixoa no le importaba lo más mínimo. El equipo santiagués tenía muy claro a lo que venía a Os Carrís y el tiempo jugaba a su favor. Incluso se estiró un poco más, a ver si lograba darle un susto a Berto, un espectador más.
Jorge Regal movió el banquillo y puso a toda su artillería sobre el campo. Precisamente, cuando apenas llevaba un minuto en juego, Martín Pérez también pudo marcar. Controló un balón, se revolvió bien pero su disparo se fue alto por muy poco.
Pero las emociones fuertes se quedaron para el descuento del partido. Cuando el reloj marcaba el minuto 90, Alfredo se fue por velocidad por la banda, superó al meta Brais pero su disparo se encontró con el palo. Martín Pérez, que seguía la jugada no fue capaz de empujarla al fondo de la portería. Y en el minuto 92, en pleno acosó a la portería visitante, Hugo García remató un centro desde la derecha pero en esta ocasión fue el larguero el que escupió el remate del delantero del equipo azulón.
Lo resumió de forma muy clara un jugador local a la salida del vestuario. 'Aunque jugásemos dos días, no marcábamos'.
