Los vigueses, que ganaban 0-2 a los veinte minutos, no aguantaron el empuje de los locales
No hay manera de que el Barco pueda ofrecer un partido tranquilo a los numerosos aficionados que cada semana acuden a Calabagueiros aunque en esta ocasión si que hubo emoción y por momentos buen juego en los jugadores locales.
Sin embargo el partido se le puso muy cuesta arriba a los valdeorreses desde el inicio. A los tres minutos de iniciarse el encuentro un error defensivo lo aprovechó Víctor para hacer el primero y a los 18, Migui con una volea desde la frontal, subía el sorpresivo 0-2 al marcador.
El técnico local reaccionó y movió el banquillo a la media hora. Con la entrada de Diego Tato y el debutante Carlos Quintana el equipo mejoró en ataque y llegó el gol de Carlos antes del descanso para acortar distancias, 1-2.
En la segunda parte la tónica fue la misma. Dominio local que una y otra vez se acercaba con péligro a la meta de Toni, mientras el Erizana esperaba su oportunidad en una contra para finiquitar el partido. Pero esta no llegó y sí el empate local. Fue un penalti sobre el extremo Carlos de Dios que Recamán se encargó de materializar.
Pero lo mejor aún estaba por llegar. En el tramo final del partido, una falta sacada por Recamán y que Rodri prolongó al segundo palo la aprovechó Rivadulla para hacer el 3-2 definitivo que dejaba los tres puntos en el feudo barquense.
