RUGBY

El Campus, sin presión

Ourense 28/2/21
Partidode rugby en el campus

Fotos Martiño Pinal
photo_camera Los jugadores del Campus empujan en una melé ante el Eibar. (Foto: Martiño Pinal)
Tras completar el objetivo de la temporada, los ourensanos disfrutarán compitiendo con los mejores en la segunda fase

La calma ha llegado, entre comillas, al vestuario del Campus Ourense de Rugby de la División de Honor B después de la convincente victoria en el encuentro que tenían pendiente de disputar de la primera fase de competición.

Entre comillas porque a pesar de la clasificación para la segunda fase por el ascenso a la máxima categoría y la tranquilidad que da el saber que militarán el próximo curso en la categoría, el cuadro que dirige David Monreal se ha visto marcado por las lesiones de larga duración, la sanción a Kalolo Tuiloma que ya ha sido recurrida y el problema que se avecina nuevamente con la homologación del campo de la Universidad de Ourense.

Un año especialmente complejo

El nuevo formato de competición del rugby nacional ha complicado si cabe un poco más la temporada ourensana. La segunda fase les llevará a jugar solo dos encuentros como locales, el de este fin de semana ante Gaztedi y el que disputarán ante Belenos el 20 de marzo. El resto, a domicilio y con el hándicap que supone partir con los resultados arrastrados de los primeros 11 encuentros.

Esto hace que el Campus inicie la fase con solo dos puntos, lo que les obligaría a ganar prácticamente todos los encuentros en caso de querer entrar entre los dos primeros del grupo o ser uno de los dos mejores terceros, tal y como sucedió cuando disputaron la fase de ascenso a la máxima categoría ante Sevilla.

A pesar de las dificultades, Monreal considera que "el objetivo de la temporada, que era entrar en el grupo del ascenso ya está conseguido. Ahora haremos rotaciones y daremos minutos a los menos habituales durante la primera fase de competición. Este año las lesiones nos están castigando demasiado, no recuerdo una temporada así".

Lesionados de gravedad a los que se suma Óscar Santórum, con una compleja rotura muscular en la zona del codo y que está pendiente de una resonancia. 

Con la enfermería convertida en un hospital propio de una batalla de la Segunda Guerra Mundial, el Campus suma otro inconveniente, la sanción de cuatro encuentros a Kalolo Tuiloma por su incidente con un jugador del Hernani, en el que fue expulsado. "Hemos presentado una apelación y esperamos que se quede en dos encuentros. No la consideramos justa porque reaccionó a la agresión previa de un contrario", destaca el técnico.

Pensar en el próximo curso

Con todos los condicionantes anteriores, el Campus ya piensa en la próxima temporada y en la planificación deportiva tras un curso 2020-2021 marcado por el descenso de patrocinadores y las dificultades añadidas.

El Campus afronta cinco partidos para disfrutar, el objetivo deportivo, completado.

La homologación del campo de As Lagoas vuelve a preocupar

La temporada 2019-2020, el Campus disputó casi todos los encuentros como local lejos de su campo. La pérdida de la homologación del sintético de la Universidad y la lentitud a la hora de realizar los trabajos de reacondicionamiento hicieron que los de Monreal se convirtiesen en visitantes permanentes. Después llegó la pandemia y se terminó la competición y ahora todo hace indicar que si no se toman decisiones el Campus volverá a subirse al autobús en la campaña 2021-2022.

El maltrecho césped artificial del campo de As Lagoas perderá la homologación nuevamente este verano y nadie ha movido ficha para poner fin a una situación ya conocida.

En ese sentido David Monreal se muestra decepcionado. "Llevamos un mes y medio intentando que nos atiendan y tomen las riendas con el tema del campo, pero todos echan balones fuera. No podemos repetir lo de hace dos temporadas, no lo merecemos. Llevamos el nombre de Ourense por toda España con orgullo y al final nos sentimos abandonados por las administraciones".

Y recuerda que "ya sabemos que somos un deporte que no tiene el arraigo y la masa social de otros, pero me gustaría decirles a los responsables de esto que ojalá viesen el compromiso y amor que sienten los jugadores de rugby por su deporte. El sacrificio que hacen por jugar a esto tiene que tener alguna recompensa", zanja.

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