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El Campus sobrevive a un final de infarto

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photo_camera Los jugadores del Campus tuvieron dificultades para desarrollar su juego.

Los ourensanos superaron al colista Uribealdea que tuvo una última opción para vencer

Con mucho sufrimiento. Así logró el Campus Ourense una victoria balsámica para recuperar la senda del triunfo en la División de Honor B y olvidarse del último traspiés. Los ourensanos siguen encontrando en casa la cura para sus males aunque, como ocurrió ayer, a veces cueste. Y eso que enfrente estaba el colista, el Uribeladea vasco. Los visitantes demostraron ser un equipo muy correoso y tuvieron opciones de ganar hasta el último segundo. Literalmente.

A pesar de comenzar con un 3-0 favorable, los hombres de David Monreal arrancaron a bajas revoluciones. Especialmente en defensa. La velocidad de los vascos hizo daño. Tanto se que colocaron 3-14 en un suspiro. Tocaba reaccionar para evitar nervios. Poco a poco los ourensanos empezaron a notarse más cómodos sobre el sintético. Harvey al mando y Kottier puntuando dejaron destellos ofensivos. El duelo se jugaba de poder a poder y cada equipo intentaba aprovechar su momento de dominio.

El final del primer periodo sonrió al Campus. O casi. Fueron sus mejores momentos. Lograron colocarse 27-14 y las sensaciones eran buenas. Sin embargo, dos malos minutos permitieron al Uribealdea seguir enganchado a un partido que, por momentos, pareció que se decantaba para al bando local. Ocho puntos consecutivos dejaron el marcador 27-22 al descanso. Quedaba aún mucho camino por recorrer.

Aparecen los nervios

La vuelta de los vestuarios apretó más el partido. Quedaba claro que se iba a decidir en pequeños detalles. Una buena jugada del ataque ourensano, que culminó Guille, abrió la brecha (34-25) mediada la segunda mitad. Pero el Campus sabe bien que en la División de Honor B nadie baja los brazos.

Uribealdea se revolvió (otra vez) y forzó un ensayo de castigo a su favor para, ahora sí, brindar un final de infarto a los asistentes, con una pequeña representación de aficionados vascos.

La cosa pintó mal cuando un golpe de castigo permitió a los visitantes recuperar la delantera, 34-35. Ahí el público local jugó su papel, que también importa. Y una patada a seguir con clase de Harvey, la aprovechó Kottier para devolver el mando al Campus. Quedaba defender. Vaya si lo hicieron.

La recta final fue agónica. Uribealdea se lanzó a quemar sus naves. Solo le servía la combinación de ensayo y transformación para ganar. Se plantaron a escasos dos metros de la línea de ensayo. Prueba de nivel para la defensa local. Superada. En unos segundos finales de gran tensión, los hombres de Monreal supieron frenar a los vascos, provocar una infracción y que el pitido del colegiado certificase una victoria tan deseada como sufrida.

De esta forma, el Campus equilibra su balance (3 victorias, 3 derrotas) y podrá preparar con más tranquilidad la visita a Burgos. Enfrente tendrá al "coco" del grupo. Pleno de triunfos para el gran candidato al título.

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