Siete meses ya. Este es el tiempo que lleva tocando las narices el dichoso coronavirus. Al deporte también, si bien aunque solo sea a trompicones las competiciones se van poniendo en marcha. Esta es la nueva normalidad, la de entrenamientos entre geles y mascarillas, la de partidos sin aficionados o presencia en las gradas reducida a la mínima expresión y, cuando toque, que por desgracia lo hará, la cuarentena para un deportista, el equipo o incluso la competición.
Como en cualquier ámbito de la vida, en el deporte también hay estatus. Los profesionales juegan desde hace tiempo en una liga diferente, las competiciones nacionales van a su ritmo y a los de casi siempre, a los más jóvenes, les sigue tocando mirar los toros desde la barrera. Para muchos de ellos queda la actividad física sin contacto. Y del deporte escolar casi mejor ni hablar.
Baloncesto, fútbol sala, fútbol y voleibol se sumaron el fin de semana a la actividad que ya abrieran semanas atrás hockey y balonmano. Todos ellos están disfrutando ya "casi" el deporte de siempre.