Cepa vieja y mano joven, la mejor cosecha del Ribeiro

Mon Sotelo y Arón Ledo son solo dos jugadores más del Carnes do Ribeiro, aunque a veces hagan por cuatro. Un "veterano" que compite con la ilusión de un debutante y un recién llegado que ya se ha empapado de la filosofía de un equipo que es indiscutible en Ribadavia. El equilibrio perfecto para ejemplificar el porqué están firmando la mejor campaña de su historia. "Esta temporada es buenísima. Estos chicos vienen a darnos lo que estábamos buscando, esa frescura que nos faltaba. Por calidad creo que siempre hemos sido un equipo con nivel, pero los últimos años se estaba haciendo muy veterano el equipo y faltaba esa mezcla. Estos chicos, además de que son físicamente y por calidad muy buenos jugadores, te dan justo lo que necesitas", asegura el central. Aunque les tira también de las orejas: "Son muy buenos y varios de ellos tienen nivel para estar en esta liga en los equipos de arriba o incluso en una o dos categorías superiores, pero en otras cosas están verdes". Arón, un extremo izquierdo con capacidad para utilizar las dos manos, venía de dos años sin jugar por motivos académicos y su objetivo era "seguir en Lalín y jugar con mis compañeros de toda la vida. Vine a lo mejor un poco 'tocado', pero según llegué cambié totalmente el chip. Quería volver a engancharme al balonmano y creo que este es el lugar idóneo". Y añade: "Creo que hablo en nombre de todos los jugadores que venimos de Lalín si digo que estamos encantados. Es un club muy familiar, muy cercano. Todo el mundo te ayuda si te ve bajo y te critica positivamente si creen que así puedes mejorar. Ese es el éxito de estos clubes". Para Mon Sotelo el Ribeiro es su "casa", de la cantera a "veterano" casi sin interrupciones. "Siempre he tenido un buen físico y me he cuidado. Esa base me sigue ayudando, pero es verdad que con los años hay que cuidarse mucho más en todos los aspectos". Con 36 años es un reloj de precisión, nunca falla: "Más o menos estoy siempre en mi media, superando los 100 goles y acabar acercándome a los 200. Creo que estoy bien en un año complicadísimo para todos". Complicado y extraño: "Nos paró un día la Guardia Civil y le preguntaron al presidente si éramos sus hijos porque íbamos cuatro en el coche con el mismo chándal". La pareja de verde acabó a pie de pista viendo el partido, así es la nueva normalidad. Con 152 goles marcados Arón reconoce que "ha habido contactos de distintos equipos, pero nada formal ni serio. Mi ilusión siempre va a ser jugar en mi casa, jugar en Lalín y si es Plata sería genial. Si volviese a jugar aquí tampoco me importaría". Compartiendo equipo con otro artillero de lujo: "Es el ADN del Ribadavia. Es un jugadorazo. Hay muy pocos jugadores en la categoría tan desequilibrantes como Mon y sabes que todos los partidos va a ser ahí". Entre los dos garantizan casi 14 goles por partido, una barbaridad: "Me gusta ganar y marcar goles, las dos cosas van de la mano. Estoy teniendo la confianza del entrenador y de mis compañeros y ahí estaré para ayudar al equipo", agradece Arón. Lástima que la pandemia no permita a una afición fiel estar cada sábado en O Consello. "Cuando pudimos tener gente prácticamente llenamos el aforo permitido. Es una pena que este año tan bueno y que se está jugado un balonmano muy vistoso que la afición no pueda estar en el pabellón". Al menos el Ribeiro está jugando. "Lo que ha pasado este año va a pasar factura en todos los deportes. Los equipos y deportes que no han empezado muchos no van a volver y se darán cuenta cuando haya que volver a inscribirse. Habrá muchos equipos que desaparezcan", asegura Sotelo. Quedan 12 jornadas para seguir disfrutando de este Ribeiro. Tiempo suficiente para que Mon firme su registro habitual de goles, Arón siga reclamando un hueco en ligas superiores y Ribadavía presuma de su equipo de balonmano. Si es en el pabellón, mejor. "Somos muy competitivos y siempre salimos a ganar. Vamos a casa del líder y seguro que le 'furgaremos en el fuciño'. Vamos a intentar quedar lo más arriba posible por nosotros mismos, por los patrocinadores, porque lleguen más y porque la gente quiera venir a jugar al Ribeiro". El que lo dice es el hijo del "Caracas".