Muchas veces los cambios en el banquillo tan solo suponen posponer el oscuro destino de un equipo. En el caso del Sala Ourense, la dimisión de Kike García y la llegada de Óscar Vivián ha llegado como agua de mayo. Al conjunto ourensano quién lo ha visto y quién lo ve. Seis derrotas en las seis primeras jornadas parecían sentenciar al equipo, pero desde entonces, cinco victorias (las tres últimas consecutivas), un empate y un solo traspiés que le dan mucho aire. Quedan tres partidos para cerrar la primera fase y el objetivo inmediato del Sala Ourense es cerrar la permanencia. Eso pasa por alcanzar la cuarta plaza (del quinto al noveno pasan al grupo de la permanencia), que en este momento tiene a un solo punto aunque Narón lleva un partido menos. Y en caso de no llegar, acumular el mayor número de puntos para allanar el camino en esa segunda fase. "La dinámica es muy buena, pero todavía nos falta trabajo para terminar de salir de ahí abajo. Hay tres partidos por delante y el objetivo es sumar, si podemos, los nueve puntos", subraya el Óscar Vivián.
El entrenador del Sala Ourense da la clave del cambio de tendencia. "Este grupo siempre fue trabajador. Aún en aquellas derrotas del principio de liga se veía un equipo solidario, lo único que ha cambiado es que aquellos 10 minutos de calidad por partido se han convertido en 15, después 20 y ahora 30. Y todavía hay que seguir creciendo, por ejemplo para evitar pequeños lapsus como ante A Estrada que casi le permiten meterse en el partido cuando estábamos siendo muy superiores".
Toca pensar en el duelo del sábado ante el Leis, en Pontevedra.
