FÚTBOL SALA

Crónica de un descenso cantado

OURENSE. 11/01/2018 Os Remedios. Ourense Cidade das Burgas Futbol Sala. Entrenamiento. Foto: Miguel Angel
photo_camera El técnico Manolo Codeso conversa con sus jugadoras durante uno de los entrenamientos.

El Burgas dice adiós a ocho temporadas en la élite al no poder aguantar la fuga de sus estrellas en un curso aciago

Tan solo faltaba ponerle fecha, aunque no por esperado el descenso del Cidade de As Burgas ha sido menos doloroso. Al final se consumó el pasado sábado, tras la derrota en Alicante con el Universidad. Atrás quedan ocho meses de sufrimiento para un equipo al que le sobró ilusión pero le faltó experiencia. Y más atrás quedan ocho años en la élite del fútbol sala femenino nacional. Ahora no es consuelo, pero con el paso de los días la entidad que preside Camilo Saeta podrá y deberá quedarse con el hecho de poder presumir que aquel proyecto nacido en 2007 desde y por la cantera ha vivido cinco finales de Copa Galicia, un subcampeonato de liga, la disputa de una Copa de España..., y por supuesto codearse ocho temporadas con los equipos más destacados en la mejor liga del mundo.

La crónica de esta muerte anunciada comenzó a transcribirse hace dos años, solo unos meses después de firmar su página más brillante con el segundo puesto en la liga. El club blanquiverde comenzó a despertar del sueño cuando se vio incapaz de mantener a sus creaciones. La primera, Vane Sotelo, que dejaba por segunda vez su casa, ahora no para irse al eterno enemigo sino para poner rumbo a Alcorcón. La segunda, otra realidad, Iria Saeta, que lo hizo tras su segundo "Pichichi" consecutivo, con A Seca como destino. Y la tercera, otro proyecto de la factoría del Burgas, una perla por pulir, Candela Soria, rumbo al Envialia.

Semejante fuga de talento -y más que pudo ser ya que Ana Lastra y hasta el técnico Manolo Codeso amagaron con volar poco antes de iniciarse el curso- es imposible de suplir en un club de cantera y por ello nadie ponía en duda que al Burgas 2017-2018 le quedaba mucho por sufrir. El equipo quedaba encomendado a lo que pudiera aportar Ana, que pasó a figurar como la estrella, la experiencia de Sonia Pacios, la posibilidad de crecimiento de María Arias y el protagonismo que pudiera alcanzar Figo, una jugadora que sin Sotelo y Saeta regresaba para aportar minutos y goles.

La empresa, que de por sí se antojaba harto complicada, adquirió tintes dramáticos con la plaga de lesiones graves. Primero Nerea González, y después, la puntilla, con Ana Lastra. En febrero, el ya tocado Cidade quebró definitivamente el sueño de la permanencia con la rotura del ligamento cruzado de la rodilla derecha de la exguardameta internacional.

La evolución de María Arias fue todavía superior a la esperada; Sonia Pacios está disfrutando de una segunda juventud con la mejor temporada de su historia; Clara Fernández emerge como una gran promesa; y las Amelia, Canolich, Nahir y compañía están cumpliendo. Nada que achacar al grupo de jugadoras pero el trabajo ha sido insuficiente en una competición que continúa creciendo en calidad. No es casualidad que al binomio Atlético-Burela se le hayan unido el Universidad de Alicante y el Roldán en la lucha por el título. Además, el Alcorcón y el Poio siguen llamando a la puerta. Esta Primera división femenina no deja de ganar en calidad y profesionalismo.El Cidade Burgas estaba condenado desde el principio, aunque una sola victoria y dos empates como únicas alegrías en 25 jornadas parece demasiado castigo incluso para un equipo novel. Aprender a base del error no es un mal método, pero cuando la herida es tan profunda como lo está siendo lo mejor es levantarse y comenzar de nuevo a caminar.

Te puede interesar