Veintiocho colegiados, en señal de protesta, decidieron no dirigir los encuentros del fin de semana del 28 y 29 de febrero de 1992. Le habían pegado un puñetazo y bajado los pantalones a su compañero.
El 26 de febrero de 1992, 28 árbitros orensanos votaron no pitar ningún partido el fin de semana del 28 y 29 de febrero. Estaban muy enfadados por la ultima agresión sufrida por su compañero Quiroga. Todo sucedió en el partido entre el equipo de Vilar de Barrio y el de Muíños. El colegiado Quiroga reprendió a un jugador bastorro y faltón que se bajó los pantalones en pleno campo. La amonestación desató la furia de otro maleducado, Antonio, el portero, quien pegó un puñetazo al árbitro y le bajó los pantalones. En fin, unos impresentables.
Esta agresión colmó el vaso y sus compañeros, en señal de protesta, decidieron parar.