Don Camilo es el Sporting

A sus casi 85 años y con una memoria envidiable nacía en los albores de la guerra civil Camilo Figueiredo (22-7-1936), el actual presidente de honor del Sporting Carballiño y uno de los cofundadores, en Argentina, del Deportivo Español. Su pasión por el fútbol continúa inalterable, "intacta, aunque lamento que con este problema de la pandemia no se pueda jugar, de lo contrario no me perdería ningún partido del Sporting, al que iba a ver cada domingo donde jugara". Desde pequeño corrió detrás de un balón, coincidió en O Carballiño con Cesáreo Rivera, "que luego se fue para el Celta con Herminio". Fue entonces cuando la vida de ambos cambió los senderos: "Cada vez que me encuentro con Cesáreo le digo que era mejor jugador que él, pero el pudo quedarse en Galicia al tener su padre una empresa de autobuses. En cambio, yo tuve que marchar para la Argentina donde no pude demostrar mis cualidades en el fútbol, porque me tuve que dedicar a trabajar". Con apenas 14 años, Camilo cruzaba el charco junto a su madre Pilar, su hermana mayor Agripina, el marido y su sobrina Celsa "con apenas seis meses y que aún vive allí, en la localidad de Burzaco". Hostelero en Argentina Su vida laboral estuvo posteriormente siempre ligada a la hostelería: "Allí comencé trabajando en la empresa japonesa Suji, que producía porcelana y cristal, siendo desde los 16 hasta los 18 años el encargado de la parte de empaquetado, vendiendo por Sudamérica y toda la Argentina. Como me portaba bien me daban un tanto por ciento de la venta en bruto y eso me sirvió para que, con mis ahorros, tuviera mi primer restaurante-bar en la calle Brasil y Ceballos, a 300 metros del barrio de Constitución. Al principio teníamos abierto todo el día, porque entre la medianoche y las cuatro de la mañana había concursos de orquestas típicas". El afán emprendedor de Camilo Figueiredo lo llevó a adquirir un nuevo bar, "en la calle Lavalle y Rodríguez Peña, que era la zona donde se encuentran los tribunales, después compré otro en Chacabuco y Santa Fe, a una calle de la peatonal Florida". Todo le iba viento en popa, pero a mediados de la década de los setenta, cuando abrió lo que sería su último restaurante en el barrio del Once, la situación del país se tornó peligrosa: "Fue cuando aparecieron los montoneros, una organización guerrillera, y comenzaba a aparecer gente muerta por todos lados. Me asusté y fue cuando regresé a España, en 1975. Viví cinco años en Madrid y volví a Ourense". Club Deportivo Español Durante ese cuarto de siglo en tierras argentinas, se convirtió en uno de los cofundadores del CD Español. "Había entre los inmigrantes gallegos dos mayorías de aficionados, unos del San Lorenzo de Almagro y otro del Independiente de Avellaneda, pero finalmente logramos juntarlas y así con un grupo de inmigrantes fundamos el club, siendo el color de su camiseta roja". En Ourense, mientras regentaba su emblemático "Copetín al paso", fue directivo y delegado del Arenteiro bajo la presidencia de Pachi Vázquez, hasta que a finales de los 80 decide refundar un Sporting Carballiño "que cuando marché para la Argentina era el único equipo federado de villa y lucía una camiseta con los colores del San Lorenzo, azul y rojo". Por entonces se generó una especie de rivalidad en la villa. "Pachi había puesto de presidente a Manolo Blanco y al ver que nuestro club podía superarlo de categoría, me dijo que al tener juveniles no íbamos a poder jugar en A Uceira. Me fui a la Delegación para comentarle a Cachaldora lo que estaba ocurriendo y me contestó que lo dejara, que en el fútbol también es todo política". El renacer del Sporting En 2012 volvía a competir su entrañable Sporting Carballiño, que ahora milita en la Primera Galicia, y con Camilo Figueiredo apoyando desde su cargo de presidente de honor: "Estoy contento por su marcha actual, pero los años se me vienen encima y no creo tener la suerte de verlo en Preferente". Sin embargo, al preguntarle sobre el presente boyante del equipo de Tercera División, su respuesta fue rotunda. "Del Arenteiro no me preocupa nada. Siendo directivo en Segunda B recuerdo cuando visitamos al Bilbao Athletic y bajando del autobús nos dicen que estaban toda la semana diciendo que viene un equipo gallego y nadie sabía de donde éramos. Les explicaba lo mucho que renegué con el nombre del Arenteiro. Comprendo que se debe decir la villa de O Carballiño y no del Arenteiro, porque el río no nace ni muere en O Carballiño, sino que pasa. Es como si a la UD Ourense le quisieran poner Río Miño, eso nunca sucedería".