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Manuel Mosquera, socio número 1: "El Arenteiro es mi obsesión"

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photo_camera Manuel Mosquera recibe el homenaje de la plantilla carballiñesa. (MARTIÑO PINAL)

Manuel Mosquera, socio número uno y aficionado más fiel del equipo carballiñés, lleva toda la vida siguiendo un club al que considera su familia

Es la cara más conocida que pasea por las instalaciones del campo de Espiñedo. Cuando uno llega al estadio, es imposible no verle. Se trata de Manuel Mosquera Rodríguez, "Esclavo". Un aficionado de los de verdad.

El destino quiso que naciera en una fecha significativa. El 3 del 3 del año 33. A día de hoy, con 84 años sobre sus espaldas, mantiene viva la ilusión en el equipo al que lleva siguiendo toda una vida, el Arenteiro de sus amores.

Sentarse a compartir una c harla con Manuel Mosquera es sinónimo de compartir conversación con una enciclopedia del equipo verde. Un conjunto que para él no tiene secretos. Aunque lo primero que quiere dejar claro es que el es de Señorín, recalca que lo pongamos.

Recuerda perfectamente, casi como si fuera esta temporada, cuando se hizo socio. "Era el año 1957 cuando lo fundó el primer presidente que tuvo, Cesáreo Veleiro. Aunque antes ya fui socio del Sp. Carballiño". Casi nada y desde entonces hasta hoy conserva todos los carnets además de númerosos objetos que fue reclutando a lo largo de todas estas temporadas.

El pasado domingo plantilla y cuerpo técnico quisieron rendirle un homenaje. Antes del encuentro le hicieron entrega de una placa y un póster firmado por todo el equipo. Algo que le emocionó, "no quería. Habíamos hablado del póster firmado porque los tengo casi todos, pero ellos se empeñaron. Me emocioné mucho y me pasaron muchas cosas por la cabeza".

El abuelo de la caseta

Manuel Mosquera es casi uno más de la plantilla. Acude a todos los entrenamientos y los domingos entra en la caseta como un jugador más, antes, en el descanso y al final del partido. Un privilegio al alcance de muy pocos, aunque él no le da mayor importancia. "Lo llevo haciendo muchos años, desde que fui directivo y delegado y la verdad es que no he tenido problemas con ningún entrenador, todos me lo han permitido".

No le cuesta mirar hacia atrás para recordar, sin ningún tipo de dudas, las dos personas que más le marcaron. "Marcial Bouso, el que tiene la armería en Ourense, un gran jugador, gran persona y gran amigo. Y por supuesto Cesáreo Rivera, el mejor presidente y jugador. Nunca le pagará el Arenteiro lo mucho que hizo por el club. Como él no volverá otro".

Es el socio número uno del equipo, pero no es algo de lo que presuma. "Desde que falleció Carlos Cortés tengo el número uno, pero fíjese que se lo ofrecí a Cesáreo Rivera, que lo merece mucho más que yo por todo lo que hizo". Y se apresura a contar que "Caridad Bravo, mi mujer, que ahora ya no puede venir al fútbol también es la número uno de las mujeres".

Toda una vida apoyando al equipo de su corazón y al que salvo en ocasiones muy pero que muy puntuales, no acude a animar. "Desde que me case, en el año 58, no falté a casi ningún partido. Fíjese que si juega el Madrid y el Barcelona la final de la Champions y hay partido en Espiñedo, no tengo duda dónde debo estar yo. El fútbol es mi obsesión y el Arenteiro mi familia. Es la alegría más grande que tengo".

Aunque también se lo ha contagiado a toda su familia. Además de su mujer, sus hijas también son socias. Al igual que sus nietos. Una vida dedicada a un equipo del que no le sale una mala palabra ni un mal comentario. Cuando el árbitro señala el final del partido, ganen o pierdan, Manuel espera a los jugadores en la entrada del túnel de vestuarios y los felicita. Un ejemplo a seguir.

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