ENTREVISTA

Un entrenador en el lugar más triste de la pandemia

El entrenador del Celanova, Marcos Zorrilla, en la funeraria en la que trabaja (XESÚS FARIÑAS).
photo_camera El entrenador del Celanova, Marcos Zorrilla, en la funeraria en la que trabaja (XESÚS FARIÑAS).
El técnico del Celanova, Marcos Zorrilla, trabaja en una funeraria, donde la contención ahora es todavía mayor

La cara más amarga y desgarradora son las vidas que se viene cobrando el Covid-19 y las funerarias  afrontan esta nueva situación con todavía una vuelta más de tuerca a la situación. En una de ellas trabaja el entrenador celanovense Marcos Zorrilla: "Vemos que son momentos difíciles, sobretodo para las familias porque ahora no se pueden despedir de su ser querido. Es todo muy rápido y es donde más notamos ese sentimiento".

Desde que se acuesta hasta que se levanta el técnico medita sobre este presente que toca vivir: "No sé como va a quedar esto. Tendremos restricciones durante mucho tiempo y esto puede cambiar la forma de socializar incluso la vida de muchas personas para el resto de sus vidas".

Aunque este oficio está ligado al dolor, Zorrilla se siente satisfecho "cuando ves que haces bien tu trabajo y sobre todo cuando estás apoyando a las familias. En estos momentos el dolor es más agudo y todas las personas siempre necesitamos un tiempo de duelo. No tenerlo puede ser perjudicial para las personas que pierden a alguien".

El entrenador del Celanova mamó este oficio desde pequeño, "porque mis padres siempre tuvieron este negocio, pero no creía que acabaría en él. Con 12 años me fui a estudiar fuera e hice la carrera de INEF en Pontevedra, que no tiene nada que ver con esta profesión. Por circunstancias de la vida terminé aquí. Lo que hago lo realizo de todo corazón".

De todas maneras, para el técnico, el fútbol no es una válvula de escape, si no más bien "una pasión y lo vivo como un trabajo más, tanto cuando era jugador, como ahora que entreno al Celanova. Lo hago con dedicación".

Como tantos otros, en pleno confinamiento, Zorrilla echa de menos "a familia, amigos, que siempre están ahí, y sobre todo el poder salir a la calle, encontrarte con unos, saludarlos y hablar con otros".

Por el momento y mientras dura la pandemia va "día a día. Antes, con mi pareja, planeabas viajes, una escapada y ahora pensamos simplemente en cuidarnos y vivir cada día".

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