Ya no pueden más. Y no es para menos. Van ocho jornadas disputadas en la División de Honor B del rugby nacional y el Campus Ourense todavía no ha jugado en casa. Las obras de remodelación (césped más largo y menos caucho) del campo Universitario siguen sin hacerse y la opción B (poner a punto el campo de Monterrei) tampoco va para delante. El resultado, un hartazgo generalizado y un sacrificio mayor de un equipo que no deja de ser amateur.
"En principio van a iniciar ya el trabajo en el Universitario. Pero yo hasta que no lo vea, no lo creeré. Es una situación que nos está creando mucho estrés. Los jugadores lo están empezando a notar a nivel psicológico. Lo hablábamos después del último partido que tuvimos que jugar como locales en Vigo. Esto requiere mucho compromiso y sacrificio. No dejamos de ser un equipo amateur. Gente que sale de trabajar de Lalín y tiene que ir en coche a Vigo. Otro día fuera de casa, entre una cosa u otra. Está siendo un problema", analiza el técnico David Monreal.
Tanto que los resultados, que siguen siendo buenos, han pasado a un segundo plano. Ganan a pesar de las adversidades en forma de viajes, jugar en diferente superficie a la que entrenan o variar los horarios.
"La situación está afectando a cada vez más jugadores, a la mayoría del vestuario. Pensamos que iba a ser temporal y no está siendo así. Menos mal que vamos ganando y estamos terceros, porque con un par de derrotas se podría desmoronar. Ese es mi miedo. Yo ya no sé qué decir, se me acaban los argumentos para que piensen solo en lo deportivo", afirma Monreal.
Ahora, semana de descanso. Recuperar lesionados, el objetivo. Pero por encima de todo, tener un campo. Ya toca.
