Deporte Local

La hípica urge una desescalada vital

"Un caballo no es una bici o una pelota que metes en la habitación, necesita cuidado y actividad", se avisa desde un sector, muy tocado en esta crisis

No nacimos para estar parados, es nuestra naturaleza. Trabajamos al aire libre. Nos cruzamos, pero sin contacto. No te lo transmitimos ni nos lo transmites. Te necesitamos, por eso pedimos que nuestros dueños nos puedan trabajar". Es el mensaje de un vídeo que se ha hecho viral en las redes en los  últimos días. Una llamada de auxilio del mundo ecuestre, que lanza un doble recado, ambos sustanciales: el de la vida en esencia, al estar trabajando con seres vivos, y el del reconocimiento como sector económico más allá de su faceta deportiva.


La crisis del coronavirus amenaza no solo la economía de los centros hípicos, que "corren un futuro más que incierto", va mucho más allá, pues "un caballo no es una bici o una pelota que metes en una habitación, necesita cuidado y actividad, porque es un ser vivo", subraya Federico Pérez-Lago, presidente de la Federación Hípica Gallega.


Pérez-Lago reconoce que "el vídeo ha adquirido tanta notoriedad porque hemos logrado concentrar en pocas frases la realidad de esta crisis desde el punto de vista del caballo. Queremos dar visibilidad a un problema que tiene que ver con el bienestar del caballo, pero que va más allá. A la hípica se nos considera un mero deporte, pero somos un sector económico, la industria de la equitación no es comparable a la mayoría de los deportes".


Y añade: "A un caballo no lo puedes confinar, no puedes congelar su actividad y después retomar. No es una bici, una moto, una pelota o una piragua que guardas en una habitación. A mayores, lo que está provocando esto es que muchos de los clubes que se dedican a impartir clases y que tienen caballos de su propiedad y que deben continuar asumiendo los costes de alimentación, manutención y cuidado de los animales, sin tener ingresos, estén comenzando a vivir situaciones muy desesperadas. Estamos manejando seres vivos y pretendemos que no ocurra alguna desgracia que en otras ocasiones fueron noticia, como en la crisis de 2008. Los clubes llevan un tiempo tirando, pero si nos vamos a un horizonte de meses puede acabar en tragedia", destaca el máximo responsable federativo.


La solución es una "desescalada vital y fácilmente controlable", subraya Pérez-Lago. "Es fundamental permitir que los propietarios de los caballos alojados en los clubes puedan acudir a ejercitarlos, y a continuación poder trabajar con los que son propiedad de los centros hípicos, ya que es la única forma que tienen los clubes de generar lo necesario para poder alimentarlos, cuidarlos y mantenerlos. Con grandes medidas de seguridad en las instalaciones, pero es muy fácil abrir la práctica de la equitación en los picaderos. Primero porque es una actividad al aire libre. Segundo porque es un deporte entre caballo y jinete o amazona. Y tercero porque es fácilmente regulable el acceso a las instalaciones, porque el volumen de personas que mueven a la vez no es elevado. Si un club se estructura puede escalonar los accesos a la instalación para garantizar durante cierto tiempo cada día el movimiento de sus caballos. Así, en cuanto se empiece a permitir cierta movilidad de los ciudadanos, las hípicas deben abrir. Muchos de sus practicantes son niños, por lo que necesitarían de la movilidad de los padres,pero tal y como ahora se permite que puedan salir a la calle durante una hora, trasladar ese planteamiento a los centros hípicos".


Federico Pérez-Lago finaliza subrayando que "desde la Federación Hípica Gallega hemos realizado una petición de amparo a la Dirección Xeral de Gandeiría, dependiente de la Consellería de Medio Rural, y esperamos que atienda nuestra súplica y nos ofrezca su ayuda. Dando visibilidad al problema hemos sido capaces de unir a todo el mundo del caballo en un objetivo común. La competición ahora es lo de menos, lo importante es el bienestar de los caballos y la supervivencia de las empresas que viven alrededor de ellos".

"Necesitamos abrir"

El Club Hípico de Coles es uno de los centros que está sufriendo "una situación compleja" en estos tiempos del COVID-19. "En Ourense, el problema añadido es que casi todas las hípicas funcionamos como escuelas de equitación y con el confinamiento los niños dejan de venir y los ingresos son cero, pero los gastos los mismos que con actividad. Te quedarías con los ingresos por los caballos particulares, pero en Ourense son los menos", destaca Emilio Iglesias, su propietario.


E incide en la necesidad de actividad del animal. "Los caballos necesitan moverse, no puedes dejarlos en un box cuando están acostumbrados a hacer dos o tres clases diarias. Es como un atleta que hay que ejercitar y por ello hay que moverlo, darle cuerda... Y ya no entro en los caballos que están en competición, que necesitan una actividad mayor para mantener la masa muscular".


En la situación actual y con el panorama que se abre por delante, Iglesias reconoce que "necesitamos abrir lo antes posible. Una vez que empieza la desescalada de las restricciones, las hípicas deberíamos ser de las primeras en abrir, porque cumplimos todos los requisitos. Reduciremos los números de alumnos por clase, tomaremos las medidas de desinfección necesarias tanto de los animales como de las instalaciones y llevaremos a rajatabla todos los protocolos de seguridad, pero podemos hacerlo y necesitamos recuperar la actividad. En la Hípica de Coles tenemos tres pistas, dos de 40x20 metros y una de 60x20, suficientes para mantener la distancia".

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