Entrenador del Pabellón

José Luis Guede: ‘Se nota que últimamente hay un repunte del baloncesto en Ourense’

El baloncesto y los colegios han sido los denonimadores comunes de la vida de José Luis Guede. Pedro Fernández le metió el gusanillo de la pizarra cuando jugaba en Maristas y Rosa Blanca lo empujó a Josefinas para que, con el tiempo, llegase a ser su coordinador deportivo. Han pasado los años pero casi nada ha cambiado en él.
Sigue apostando por el baloncesto de for mación y por la cantera. Su discurso siempre es cauto y sosegado y su educación exquisita. Las malas palabras no entran en su diccionario y levantar la voz no aparece en su agenda diaria. La pizarra y el silbato le hacen entrenador, pero sobre todo José Luis Guede es un educador con el baloncesto como medio para conseguirlo.

‘El título de entrenador forma para ser entrenador pero además hay que formarse en otros aspectos como la psicología infantil o la psicomotricidad’, asegura Guede.

Como jugador disfrutó de los derbis entre Maristas y Salesianos, llegó al COB y compitió en Chantada o Ribadavia, en Ligas con un nivel que podría ser profesional. Conocía y compartió pista con lujos del baloncesto ourensano como Carlos Rodríguez o Isma Santos y absorbió información cuando ésta era casi nula de adelantados a su tiempo como Romasanta o Pedro Fernández. Vuelve al primer plano sin pedirlo ni buscarlo.

José Luis Guede regresa a un Pabellón que conoce bien. Un equipo al que hace casi una década ya dirigió en esta misma categoría, la Liga femenina 2.

Vuelve para encabezar un proyecto piramidal que le conceda protagonista al trabajo con la base. No podía ser de otra forma tratándose de un técnico caracterizado por la valentía a la hora de atreverse a darle minutos a las jugadoras más jóvenes.

Otra vez en el Pabellón y ahora en una Liga con su ex club, el Carmelitas.

Se ve otra dinámica en los últimos años. La gente va al pabellón a ver los partidos. La verdad es que este año, el club cumple 25. Es el segundo club más veterano de Galicia. ¿Carmelitas? Es un premio al trabajo que han hecho durante mucho años. Que le vaya muy bien a los demás es bueno para todos.

Esa forma de pensar, desgraciadamente, no es muy habitual

Hay mucho egoísmo personal y mucho individualismo. Ha sido siempre así y seguirá siendo. El día que pensemos más en los jugadores y menos en ponernos medallas nos irá mucho mejor.

¿Tan mal está el baloncesto ourensano?

Ahora tenemos una gran oportunidad. La directiva del COB ha cambiado para bien y se están haciendo muchas cosas para recuperar la afición. Tenemos dos equipos en LF2 y uno en EBA. Por arriba estamos muy bien, ahora hay que recuperar por abajo. Se nota un repunte en el baloncesto en Ourense.

¿Y cómo se hace eso?

Está en nuestras manos. Tenemos que intentar recuperar la ilu sión de patio de colegio. Es complicado porque en esta sociedad hay que luchar contra muchas cosas, pero tenemos que intentarlo.

Usted conoce bien esa filosofía de colegio.

Viví los partidos entre Salesianos y Maristas, en los que había un ambiente espectacular y en los que las familias iban a apoyar. Había un ambiente muy sano y deportivo. Un ambiente que hoy no existe.

¡Vaya duelos!

Eran impresionantes. Para mí todavía mejores porque los de Maristas ganábamos casi siempre (y se le escapa una risa corta).

¿Cómo le dio por pizarra y banquillo?

Rosa Blanca y Pedro Fernández me metieron el gusanillo. Me animaron pero tampoco me tuvieron que insistir mucho porque me gustaba la idea. Además, la aparición del clinic de la Diputación ayudó mucho a los entrenadores.

Eran otros tiempos.

Ahora el acceso a la información es muy fácil y el que tiene algo de interés lo tiene muy sencillo. Antes los entrenadores eran los que había aquí y hacían lo que podían. La NBA sonaba a algo estratoférico.

¿Cómo están los banquillos ourensanos?

Diego Ocampo es un ejemplo para todos. No ha perdido nunca los papeles y ha sido siempre paciente. No se ha vuelto loco con los éxitos y lo mejor es que a pesar del gran nivel en el que está sigues pudiendo hablar con él cuando quieres.

Dos frases para terminar

Hay que dejar que el niño siga siendo niño. Darle prioridad a divertirse y a la vida sana.


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