Que la imagen del campo de O Couto es caduca es algo que no sorprende. Por el camino, solo pequeñas pinceladas puntuales a una instalación pasada de moda y carente de cualquier comodidad. El reflejo de un deporte al que se la ha parado el reloj hace tiempo en la provincia. Que aficionados, directivos o incluso deportistas suelten ajos antes de un partido es algo habitual en muchos campos de fútbol. Lo que hace protagonista al recinto ourensano es que hayan brotado. La comprobación más lastimosa de un abandono total.
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