Todavía en “shock” por la prematura muerte de David García Mitogo, varios excompañeros, exentrenadores y expresidentes recordaron en el podcast de La Región “El Vestuario”, que dirige y presenta Pepe Garrote, al futbolista de Guinea Ecuatorial.
El último equipo en el que jugó Mitogo fue el Atlético Arnoia, cuyo vicepresidente, Rodrigo Aparicio, recuerda al futbolista como “una persona a la que tenía cariño, ya que me tocó casi cuidarlo durante un tiempo. Para mí era un niño grande y siempre traté de ayudarle cuando me pedía algo. Mitogo era un chico con buen corazón y que siempre intentaba traer contentos a los demás, pero a lo mejor, al final, el que no estaba contento era él”.
La persona que apostó por él para traerlo al Arnoia fue el entrenador Iván González, el que tiene presente que “siempre fue un futbolista que me gustó, ya de la época en el Barco. Para mí era el Benzema del fútbol amateur, ya que jugaba muy bien de espalda. Cada jugaba que pasaba por él, la mejoraba. Puedo decir que fue una de las mejores personas que entrené y siempre se hacía querer”.
En A Queixeira y en el Barco coincidió con Rubén Arce: “Para mí era un genio, siempre estaba alegre, con una sonrisa y bailando. Lo daba todo por el bienestar de los suyos. Si te podía dar el brazo, no te daba la mano”.
Quien trajo a Ourense a Mitogo fue el presidente del Barco, Nilo Ramos, que lo fichó para el club de Valdeorras: “Era una de las perlas de la Ponferradina y ya lo teníamos controlado cuando era infantil y venía a jugar a Calabagueiros a disputar algún torneo. La primera temporada que jugó con nosotros estuvo fantástico y como persona era como cualquier chico de su edad, le gustaba mucho la fiesta, como a todos, y en el trato era muy bueno y no se llevaba mal con nadie”.
Su entrenador en Valdeorras fue Javi Rey, quien destaca que “era un grandísimo jugador, pero con problemas en la rodilla. Recuerdo que cuando firmó me preguntó si entrenábamos siempre en hierba artificial, porque en esa superficie le molestaba la rodilla. Mitogo era una persona súper alegre, con una sonrisa en la cara y que transmitía felicidad”.
El capitán del Barco, Rubén García también coincidió con el ecuatoguineano: “Nunca lo vi enfadado, siempre estaba de bromas, incluso cuando estaba lesionado. Siempre le decía que había dejado de ganar mucho dinero en el fútbol porque tenía una gran facilidad para hacer gol”.
Del equipo de Calabagueiros, donde estuvo en dos etapas, pasó al Arenteiro, cuyo técnico era Manel Vázquez, donde lo recuerda como “un futbolista como los demás, muy buena persona y con una sonrisa siempre en la cara, la verdad es que nos ayudaba en todo. No olvido el día que lo fichamos y que vino con su padre a Espiñedo, quien nos dijo que se le diera bien de comer y hablamos con el Fuchela para que le prepararan un menú todos los días y estuviera bien alimentado”.
