El equipo santiagués, visitante mañana del Pazo, está firmando una temporada excelente aunque insuficiente para hacerse con el liderato

Obradoiro: hecho para ascender

Deron Washington y Oriol Junyent pelean por un rebote en el partido ante el Canarias. (Foto: el correo gallego)
El ascenso a la Liga ACB está más caro de nunca. Los números del Obradoiro que visita mañana el Pazo son impresionantes (21 victorias y 4 derrotas) pero no le llegan para ser líder. En su día, CAI, Valladolid, Cantabria o León ganaron la Liga regular con el doble de derrotas que los santiagueses. Así de caro se ha puesto un ascenso por el que suspiran en Santiago, que ahora tiene en la mano el Murcia y del que no se quiere olvidarse el Burgos.
La apuesta del Obradoiro es rotunda para intentar conseguir un ascenso imprescindible para mantener su proyecto. Su presupuesto es insultante para 16 de sus 17 rivales y su plantilla es incomparable para el mismo número de competidores. La cosecha que de momento se recoge es sobresaliente en la LEB Oro pero insuficiente en su liga particular con el Murcia. No conseguir el ascenso directo sería un golpe demoledor para club, equipo y afición. No conseguir el ascenso en el play off sería un k.o. de inesperadas consecuencias.


GANAR Y ESPERAR

El Obradoiro está obligado a ganarlo todo y cruzar los dedos en las nueve jornadas que restan y las sensaciones no invitan optimismo. El equipo empieza a dar síntomas de debilidad y saca adelante los partidos por pegada más que por contundencia.

La calidad individual del equipo es un aval incontestable pero el depósito de gasolina empieza a condicionar una plantilla sobrada de elementos pero con los años como malos compañeros de viaje en posiciones clave. Motivos para la duda ante equipos de nivel pero que pasan inadvertidos en citas como la de mañana. La plantilla del Obradoiro le permite dominar con solvencia a la mayoría de rivales.

El portorriqueño Andrés Rodríguez es un lujo en la dirección, Bulfoni aporta equilibrio en el perímetro, Washington es un filón para captar adeptos con sus mates de concurso, Kendall pone la versatilidad en la zona, Hopkins el talento y Ruffin el músculo. Y eso sólo entre los extranjeros.

Si el listado de foráneos impresiona el de nacionales decide. Sánchez y Nguema aportan relevos de calidad en el puesto de base, Corbacho ha recuperado la puntería, Feliú tiene músculo y ganas para compensar el juego exterior y Junyent es el nacional más determinante de la Liga, por encima de Richi Guillén.

Y todo bajo la batuta de Moncho Fernández, un entrenador que se merecía desde hacía tiempo liderar un proyecto ambicioso y con solera.

Un Obradoiro que lo tiene todo para recuperar una plaza en la élite, que dio la razón a la cabezonería y que la ciudad reclama por la misma vía llenando el Sar cada jornada. Un proyecto que sólo tiene sentido pensando a lo grande y que intenta liderar el baloncesto en Galicia con un cuerpo de ventaja sobre los clubes con más historia y tradición de la Comunidad.

El COB será mañana su siguiente escollo para seguir soñando con un ascenso más caro que nunca.

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