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La otra carrera de Suárez Canal

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photo_camera Suárez Canal cruzando la meta en el maratón de Madrid, en un esprint (d) y con el equipo del Celta campeón de España (izquierda).

El exconselleiro de Medio Rural, campeón de España juvenil de cross por equipos con el Celta y tercero en 1.000 metros indoor, repasa su vida atlética 

La carrera política de Alfredo Suárez Canal es reconocida, pero la deportiva pudo haber cambiado el curso de la primera si le llegan a conceder una beca para deportistas de élite en la Residencia Blume cuando tenía 17 años. El hombre que redactó de su puño y letra las actas de la asamblea de Riazor en la que se constituyó el Bloque Nacionalista Galego en 1982, fue concejal en Allariz desde 1979 a 1983, diputado en el Parlamento de Galicia desde 1993 a 2005 y conselleiro de Medio Rural en el Gobierno bipartito desde 2005 a 2009, llega a la cita en una cafetería ourensana cargado de reservas y de recortes de periódico que cuentan que fue campeón de España juvenil de cross por equipos con el Celta en 1968 y tercero en el primer campeonato estatal de pista cubierta en la distancia de 1.000 metros. 

Las reservas se adelantan y toman la cuerda al comenzar la charla. Alfredo Suárez Canal administra sus apariciones en los medios como si se tratase del esfuerzo en competición. Desde que abandonó la primera línea de la política sólo se deja ver cuando el BNG le pide participar en algún acto electoral, pero acepta conculcar la norma para hablar de atletismo, una pasión que continúa cultivando. Terminó la última edición de la San Martiño en poco más de 48 minutos y sigue entrenando tres o cuatro días a la semana.

Volvamos a la salida. Hijo de un fabricante de zapatos y sobrino del célebre fotógrafo Pepe Suárez –autor de la icónica imagen de Miguel de Unamuno–, a los 14 años lo enviaron a vivir en casa de sus tíos en Vigo para poder estudiar el preuniversitario en el Instituto Santa Irene. Su hermano Francisco –tres veces campeón de España de 400 vallas, primer atleta que bajó de los 51 segundos e internacional en 19 ocasiones– y sus primos José Alberto y Alfonso García, saltadores de longitud y triple, animaron al recién llegado para que se presentase a una prueba con el Celta. Cumpliendo con la genética, el chaval ganó la carrera de cross que organizó el club con el objetivo de detectar buenas piernas y en su primera temporada ya batió el récord provincial infantil de Pontevedra de 1.000 metros al parar el cronómetro en 2 minutos y 48 segundos.

Eran años dorados para el atletismo en Vigo. "Eu entrenaba na herba de Balaídos, algo impensable hoxe", recuerda el protagonista de esta historia. En las tres temporadas de dedicación absoluta, una como infantil y dos en la categoría juvenil, consiguió logros que todavía se recuerdan. Como aquel campeonato de España juvenil de campo a través por equipos en la Casa de Campo de Madrid. Suárez Canal se detiene ante la imagen de los vencedores que rescató de la web del club. "Estaba Rafa García, que despois foi campión de España de maratón; Sánchez Ferreira, que quedou séptimo no cross das nacións junior e Baltasar Silveira". Alfredo Suárez Canal también consiguió el bronce en el primer ensayo del campeonato nacional junior de pista cubierta que se celebró en Madrid con un tiempo de 2 minutos y 36 segundos y con 16 años poseía la tercera mejor marca de España en 800 metros de su categoría con 1.56,4.

"Todos os anos había unha concentración en Madrid na que convidaban aos tres mellores promesas do Estado español e chamáronme dúas veces", comenta Suárez Canal. Su calidad no pasaba desapercibida. Acreditaba 23,6 en 200 metros; 51,0 en 400; 1.56,4 en 800 y 4.06,5 en el 1.500. Estuvo entre los candidatos a una beca para deportistas de élite en la Residencia Blume, en la que ya se encontraba su hermano. Pero como al final no se la concedieron, abandonó el atletismo para estudiar Matemáticas en Santiago. "Non sinto mágoa, porque fixen o que quixen, pero está claro que a miña vida sería distinta".  


Maratón de Madrid


El primer año en Santiago no se caracterizó por las carreras porque compaginar estudios y entrenamientos resulta complicado cuando resides en una pensión. El segundo volvió a calzarse esporádicamente las zapatillas de clavos gracias a una beca para que participase en los campeonatos universitarios, pero cuando finalizó sus estudios abandonó el chándal durante ocho años para entregarse por completo a la docencia y a la  actividad política. Ya con la oposición aprobada para impartir clase en el Instituto Otero Pedrayo de Ourense, el mismo en el que se examinaba de los cursos de Bachillerato que preparaba por libre en Allariz, regresó a los entrenamientos. En su primera participación en el maratón de Madrid detuvo el crono en 3 horas y 12 minutos, en la segunda abandonó en el kilómetros 30 cuando iba a un ritmo de 3.30 el mil, como hizo en una media maratón en Vigo, pero al tercer intento en 1985 rebajó su registro hasta un tiempo de 2.49,41 a pesar de la desmesurada actividad política. Tenía 34 años. Con 67 sigue entrenando. Queda carrera.

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