Reportaje

Un ourensano "inventa" el rugby en Guinea

Pablo Pena (arriba a la izquierda) con algunos de los niños de la academia que ha creado y varios de los colabores con los que realizan los entrenamientos.
photo_camera Pablo Pena (arriba a la izquierda) con algunos de los niños de la academia que ha creado y varios de los colaboradores con los que realizan los entrenamientos.
Pablo Pena ha fundado la primera academia de rugby en el país africano

Pablo Pena llevaba cinco meses en Guinea Ecuatorial trabajando en una empresa de transporte marítimo y con un "mono" de rugby complicado de eliminar. Tras muchas búsquedas y ningún resultado positivo optó por bajar los brazos y centrarse en el gimnasio para hacer algo de deporte.

Tres meses más tarde este ourensano, de A Valenzá, ha fundado la primera Academia de rugby en un país que, excepto el fútbol, casi no sabe lo que es el deporte.

Una historia de pasión por un deporte. De un pionero que mañana vuela de regreso a Guinea cargado de ropa deportiva, balones y mochilas para niños que están descubriendo este deporte gracias a un ourensano: "Allí no hay cultura de deporte. La idea no es solo implantar el rugby. Buscamos que los chavales, que tienen muy pocas opciones extraescolares, que hagan deporte y cojan hábitos saludables, porque al final allí comen muy mal, no hacen deporte, están todo el día en la calle... Ayudar a esos niños para que estén todo el día ocupados y haciendo algo bueno para ellos".

En dos meses son 30 niños los que ya están apuntados a clases que se desarrollan los sábados por la tarde en un campo de fútbol: "Es de hierba artificial y eso lo complica un poco más por las caídas de los niños. Estamos en conversaciones con el Ayuntamiento para conseguir un campo de hierba natural, pero aquí esas cosas van muy lentas".

La burocracia merece un capítulo a parte. La mala fama de los países africanos se cumple en esta aventura a lo desconocido. Pablo, también en esto, se propone romper barreras: "Lo estamos haciendo todo legal para que en futuro podamos incluso crear una federación de rugby en Malabo (capital de Guinea Ecuatorial). El papeleo allí es una auténtica locura. Te piden papeles de todo tipo y la mayoría de ellos absurdos y sin utilidad alguna con el único objetivo de que te canses y enfocado para que acabemos sobornando a algún funcionario. Nosotros no vamos a pasar por ahí y tenemos claro que lo vamos a sacar adelante sin pagar ningún soborno a nadie. Si el papeleo tarda seis meses más esperaremos, aunque es verdad que de todo esto la burocracia es claramente lo peor".

Habla en plural porque esta aventura la ha lanzado con otro apasionado del rugby. Al final el "remedio" del gimnasio tuvo premio: "Allí la gente no sabe ni lo que es el rugby, pero un día me encontré a un chico con un pantalón del Pozuelo Rugby y le pregunté". La respuesta no pudo ser más decepcionante: "Me dijo que llevaba siete años viendo en Malabo y que no había encontrado nunca a  nadie que le gustase ni que jugase al rugby".

Ahí germinó el proyecto de la Academia de Rugby Malabo: "Pensamos que si no podíamos jugar porque no crear una escuela y meter este deporte en los niños para que en un futuro sí haya rugby en Guinea Ecuatorial".

Pablo y Martín iniciaron un proyecto que, varias cadenas de guasap después en todas las escuelas de la capital, tiene 30 niños y cuatro monitores jugando con el oval todos los sábados por la tarde.

"Nos ayuda mucho un compañero mío de trabajo que se llama Segismundo. Es guineano y no había visto un oval ni un partido de rugby en su vida, pero está volcado. Entre los videos de Youtube que ve y los partidos del Mundial que se está jugando aprende a pasos agigantados".

Desde el lunes seguirán dando forma a un proyecto que solo lleva tres clases realizadas y que en la próxima tendrá una "ilusión" nueva para los niños: "El Campus Ourense se ha volcado con nosotros. Nos ha donado balones, mochilas, camisetas... de todo. Nos han dicho que se seguirán implicándose y es factible que hagamos camisetas en común o que haya algún tipo de implicación para seguir financiando la Academia".

La empresa en la que trabajo tampoco se ha "librado" de su proyecto: "Se llama Imagesa y ya es nuestro patrocinador". El Filo Rugby, de Madrid, también ha aportado su granito de arena donando material.

"Quién sabe, a lo mejor en unos años estamos jugando la Copa Africana de rugby". ¿Quién le dice que no a Pablo?

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