Una oportunidad de oro perdida. Eso fue lo que le sucedió ayer el Ourense CF. Era la última jornada y lo tenían en la mano. Sabían que logrando la victoria tenían el premio de la permanencia en Segunda Federación, pero no fueron capaces y, aunque aguantaron hasta el minuto 93, un absurdo penalti que transformó David Nates, más allá de obligarlos a tener que jugar un play off de descenso, les dejó una cara de tontos que pasó más factura que el punto logrado.
No fue el mejor partido de los ourensanos, que alternaron buenos momentos con otros que estuvieron irreconocibles, tuvieron ocasiones para haber puesto un marcador más favorable a su favor, pero también les faltó veteranía y temple para saber manejar un partido en el que no podían fallar. Y ahí no estuvieron a la altura.
Les costó cogerle el aire al partido ante un Laredo que llegaba descendido, que no es nada del otro mundo, pero que tampoco iban a ponerle la alfombra roja a los ourensanos. Con nada en juego, los cántabros salieron sueltos y a los 40 segundos avisaron con un tiro cruzado de Álvaro, como queriendo dejar claro que no iba a ser coser y cantar. Pero al minuto la réplica local. Mario Capelete cede a Gabri Palmás que dispara con la derecha y Ángel Díez envía a corner. A los siete minutos una jugada de Amín, que se fue de tres rivales y entró en el área, pero disparo flojo y detuvo el meta visitante.
A partir de ese minuto, los locales se bloquearon y no conseguían ni crear peligro ni inquietar a un Laredo, que tampoco tenía ninguna prisa y dejaba correr. Un disparo de Nacho Fariña arriba o un remate de cabeza de Amín fue lo más destacable hasta que llegó el minuto 38 y la primera jugada polémica. Centró de Mario Capelete que remata Amín de cabeza al fondo de la portería. El colegiado Muñoz Blázquez anula el tanto, pese a que los visitantes ni reclamaron falta, jugada muy protestada por los ourensanos y que le costó la expulsión al técnico Rubén Domínguez.
Antes del descanso, en el 42, llegó el 1-0. Manu Rodríguez sacó una falta, Jerin tocó de cabeza para Gabri Palmás, que empaló con la zurda y superó a Ángel Díaz. Lo más difícil estaba conseguido. Y pudo ser mejor, ya que en el descuento de la primera parte una jugada de Jerin, que centró Tiago Rodríguez y que remató en semifallo Amin delante de la portería cuando solo tenía que empujarla. Tiempo de descanso. Repasar conceptos y asentar el golpe definitivo en la segunda parte debería de ser el guion.
Y a fé que salieron convencidos. Tuvieron tres muy claras. La primera en el 47 de Gabri Palmás, que cruzó demasiado un disparo raso. La segunda una falta directa en el 49, que ejecutó Jerin, pero primero el meta Ángel Díez y luego el poste evitaron el tanto. Y la tercera fue la más clara. Minuto 52. Penalti de Ánder Santamaría sobre Tiago Rodríguez. Lo lanzó Manu Rodríguez, pero el meta visitante adivinó y detuvo el disparo.
Dicen que el fútbol son estados de ánimo y es verdad. Quizá el haber perdonado tres ocasiones claras, o quizá el miedo a perder hizo que los ourensanos fueran reculando poco a poco hacía su portería, cada vez más. El problema es que todavía quedaba más de media hora. El Laredo, sin grandes alardes, se hizo con el control y cada vez llegando con más peligro. Avisó con un remate de Nates fuera y con otro de Álex Cañiño que detuvo Marqueta.
El réloj no corría para los locales, que reclamaron penalti sobre Amín y que pareció incluso más claro que el de Tiago Rodríguez. Sufría el Ourense CF, pese a estar con uno más, y no era capaz de dormir el choque para llegar al final. Los nervios y la falta de veteranía le pesaban demasiado y el miedo, que es libre, pululaba por la grada.
Y llegó lo peor. En el minuto 93 un penalti, evitable, lo materializó David Nates para obligar a los ourensanos a jugar los play out para evitar el descenso. Es lo que toca y en lo que deben de pensar ahora. No queda otra.
