HISTORIAS DE PRENSA Y RADIO

De Paco Paz a Jorge Bermello

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Una soberbia lección profesional estar junto a Matías Prats, viendo el partido, escuchando su narración, y apreciando la forma de hacerlo en cada situación del juego

Francisco Paz Sotelo fue un gran amigo de tantos de nosotros, los ourensanos que en los años setenta al noventa estábamos de una manera u otra vinculados al deporte. Gozaba de cierta popularidad por haber tenido que ver con el hockey sala entonces importante en nuestra ciudad. Pero más, cuando fue nombrado "relaciones públicas" de la gran Coca-Cola y andaba con su furgoneta Citroen 2 cv por toda la provincia. Más, cuando fue nombrado Delegado en Ourense de la Federación Gallega de Fútbol y rompió moldes su nuevo grupo, dejando atrás al que hasta entonces controlara Jesús Gonzalez Añel, bien modesto y que salía adelante gracias a la personalidad y el empuje de Rafael de Jesús, el artífice de aquel impetuoso "boom" del fútbol modesto de tantos equipos que aparecieron en la provincia.

Cachaldora-Paco Paz

"Paco Coca-Cola" como le llamábamos sus más próximos, entró además en política, muy relacionado con Victorino Núñez el presidente de la Diputación. Pero todo aquello se malogró hace ahora veintiséis años cuando en una tarde de abril regresaba, acompañado de uno de sus hombres de más confianza, José Luis Cachaldora, de una reunión de la Federación Gallega de Fútbol en A Coruña.

Ocurrió que al entrar en Santiago y acceder al peaje de la autopista, quisieron pagar los dos. Paco soltó el cinturón para sacar dinero. Y se olvidó de volver a ponerlo. Atravesaron Santiago y al salir, en Boqueixón, en un dia de lluvia, al cruzarse con un autobús que iba en dirección Santiago, en una curva, este les tocó con la parte trasera y le obligó a quedar atravesados en la calzada. Impactó en ese momento un turismo que venía detrás el autobús, dando de lleno contra el lateral donde viajaba Paco. La chica que conducía ese turismo, también ourensana, perdía la vida al sufrir, entre otras lesiones, rotura de tráquea con el cinturón. Paco también perdía la vida al golpear con gran violencia la cabeza con el marco de la puerta; y también Cachaldora saldría muy mal parado siendo trasladado en una ambulancia a Santiago donde quedaba internado.

Paco Paz era también director del Pazo dos Deportes de la Finca Sevilla recién estrenado.

Con Matías Prats

Nuestra mutua vinculación al deporte hizo que Paco y yo coincidiéramos a diario. Y hasta en muchas ocasiones viajando. Como dos veces a la capital de España. Una, por un partido del Ourense en Chamartín contra el Castilla que Paco disfrutó cuando, preparando la retransmisión, hubimos de acudir hasta la Gran Via, a los Estudios de Radio Madrid, y conocer de cerca a las figuras de la radio de los 80.

Pero hasta especialmente aquella otra anterior en 1969, en que tras llegar a la capital de España en el expreso de la mañana, acudimos a visitar al protagonista del partido que en la mañana del domingo iba a ofrecer desde Vallecas la Voz del Miño: el mismísimo Matías Prats. Por supuesto, el mejor locutor deportivo de aquellos tiempos iba a tener aquel detalle con los aficionados de Ourense y con nuestra emisora e iba a hacerlo de manera totalmente desinteresada. Estuvimos en su casa, con su familia y al día siguiente volvimos a recogerle con un taxi para irnos a Vallecas.

Para Paco fue algo inolvidable, pero también para mí. Una soberbia lección profesional estar junto a Matías Prats, viendo el partido, escuchando su narración, y apreciando la forma de hacerlo en cada situación del juego, sin perder la calma, matizando, empleando el tono de voz adecuado con la única ayuda de una tarjeta en una mano con nombres de los protagonistas y el micrófono en la otra. Una lección magistral.

La mano de Paco Paz

Quisiera llamar la atención sobre lo ocurrido en aquel verano de 1980. El Orense había subido el listón de su economía y hasta su categoría en la década de los setenta con Antonio Docabo en la presidencia. Pero caía en picado después, y más cuando continuó con el mando Juan Ribao. La situación era similar a la que se presentó recientemente y llegó a desaparecer. Por eso Paco Paz me llamó angustiado:

-Temos que buscar un presidente que resolva ou quedámonos sin fútbol. Pensa neso. Pero rápido. Non temos tempo.

Paco y yo no tardamos en coincidir en la persona. Un hombre de negocios de nuestra edad, empresario de electrodomésticos, que tomaba las riendas del negocio de su familia, con clara vocación de empresario. Citamos a Jorge Bermello Fernández en "el Corderí", de la calle de Ervedelo, como quien no quiere la cosa, simplemente a tomar un café.

La carcajada que soltó cuando supo de qué iba la cosa:

-Estáis locos. Con lo que tengo entre manos en nuestra casa y meterme en un club de futbol en bancarrota, cargado de deudas, sin nada a que echar mano. Y además yo, que si me habláis de baloncesto, aún, pero de fútbol no sé una palabra. Sería un suicidio.

Paco le explicó. En plano directivo, le ayudaría a buscar un grupo de aficionados para la directiva. Yo iba apoyarle, a preocuparme del tema desde el periódico y la radio. Pero no había manera.

-¿Y el dinero? Yo no lo tengo. ¿Quién va a pagar a Docabo y Ribao? Y os vuelvo a decir, no sé nada de fútbol.

Paco y yo nos miramos. Estábamos cerca de conseguirlo. ¿Dinero? Era dramático. Ni Docabo ni Ribao podían cobrar lo que habían adelantado personalmente y que era mucho dinero. De momento lo habían perdido. Y Jorge no tenía que hacer las alineaciones, para eso traía a un entrenador. "En definitiva, Jorge: sólo buscamos un presidente que gobierne el club como su propia empresa".

Quedó en pensarlo y, pasado un corto período de tiempo, se confirmó lo que supusimos. Que llegaba a ilusionarle nuestra propuesta. Lo que pasó luego, podemos recordarlo otro día, si os parece.

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