¡Qué mala pata!

Guille Hernández (rugby) y Víctor López (baloncesto) sufrieron el mismo día sendas luxaciones graves en el tobillo

"Sentí un 'crack' y noté que algo ya no iba nada bien en el tobillo. No fui capaz ni de mirar", recuerda el pilier del Campus Ourense de rugby, Guillermo Hernández después de sufrir la rotura de la tibia y la luxación del tobillo en el partido que disputó el domingo su equipo en Bilbao. Regresó a Ourense el martes tras ser operado.

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El jugador del Campus Ourense Guille, ya operado y en casa tras regresar de Bilbao.

Apenas habían transcurrido 15 minutos de juego cuando Guille fue placado por dos rivales, algo habitual, pero con una consecuencia terrible. "No fue un placaje fuera de lo normal. Dos rivales me agarraron, uno por arriba y otro por abajo y pasó lo que pasó".

Eso que "todo el mundo sabe", al menos los compañeros que se atrevieron a mirar en el campo, es una lesión que le hará estar seis meses lejos de los campos de rugby. "Mis compañeros me dijeron que el tobillo parecía una 'S'. Me lo recolocaron en el campo y de la adrenalina del partido no sentí absolutamente nada de dolor, solo la grima que te comenté. Era una sensación extraña".

La situación cambió en la clínica, unas horas después, cuando "me recolocaron bien el tobillo.Ahí sí que me dolió, fue terrible, la verdad".

Y el lunes, paso por el "taller" para que le colocasen tres tornillos y una placa que fijan y solucionan la escabechina. "Me pusieron anestesia epidural y créeme, resulta bastante raro escuchar como te andan con un taladro o martillean en la zona mientras estás tumbado. La parte buena es que, como me habían dado tantos calmantes me quedé dormido", reconoce el jugador pontevedrés del Campus.

El retorno a casa

Con el tobillo inmovilizado, la logística del retorno a Ourense fue quizá más compleja de lo habitual.

El presidente, José Luis, se desplazó hasta Bilbao para recoger a Guille, que en ningún momento se quedó solo. "Vino el 'presi' con la furgoneta para recogerme en el hospital y llevarme de vuelta a casa. Estoy muy agradecido por como se están portando", reconoce.

Ahora, vuelta temporal a casa de los "papás" que, en medio de los cuidados, deslizan algún que otro consejo en sentido opuesto. "Mi madre insinúa muy sutilmente que quizá debería dejar el rugby, pero mi padre me dice que cada día que pasa es uno menos para volver al campo y la verdad, yo también lo pienso". Y en el trabajo, calma. "Me han dicho que no me preocupe, que me ponga bien y que me lo tome con calma. Son muy buena gente", afirma agradecido.

En césped estará desde este fin de semana Kalolo Tuiloma, el nuevo jugador del club.  "Puede parecer una tontería, pero no dejo de pensar en volver a jugar. Además, ahora llega Tuiloma y no voy a poder entrenar contra él ni aprender de su experiencia, me da una rabia que no te lo puedes ni creer".

Por delante, medio año de recuperación para que el joven, pero veterano jugador del Campus, vuelva a mostrar su talento en la touch y en la melé. Un día menos.

Víctor López

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También el domingo, en la cancha del colegio Salesianos, el jugador del Bosco de baloncesto, Víctor López, sufrió una lesión semejante a la de Guille Hernández, aunque de mayor gravedad. 

Víctor sufrió una luxación con fractura abierta en el tobillo derecho, lo que le tendrá de baja por tiempo indeterminado. "Durante los diez primeros segundos no sentí dolor, pero después y con la recolocación fue terrible. Ha sido lo peor de mi vida". Si Guille piensa en volver al campo de juego cuanto antes, Víctor es más cauto. "Ahora mismo lo que más me preocupa es recuperarme bien. El baloncesto me ha dado mucho, pero en lo que pienso es en que todo vuelva a la normalidad".

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