Media España se fue de vacaciones en el mes de julio pensando que lo de Neymar con el Barcelona o era cuestión de días o una broma para rellenar un verano sin Mundial, Eurocopa ni Juegos. Que de no ser así acabaría en el Real Madrid, desempolvando el tomo cada vez más olvidado del club de los Galácticos. Ocupando la ficha que iba a dejar un Gareth Bale que no volvería a pisar el Bernabéu por sentencia presidencial y en connivencia con el intocable entrenador Zinedine Zidane y acompañando a un Paul Pogba virtualmente fichado.
La otra media cogió el relevo en agosto reservando una parte del día a ojear los "avances" diarios de una negociación a la que se le iban sumando nombres al peso mientras, en segundo plano, se elucubraba como el pobre Atlético de Madrid iba a tener que sobrevivir al abismo que se le avecinaba ya sin Griezmann.
Historietas veraniegas a las que solo un "Florentinazo" de última hora puede dar algo de lógica para no pensar que todo ha sido un paripé sideral y que el fútbol nos ha tomado pelo este verano como el sol a los gallegos. Y mientras, el Atleti a la bartola.
