HISTORIAS DE PRENSA Y RADIO

Urquizu, un míster con genio

“En mi debut como enviado especial si no es por el masajista (Roque) me dejaban en Lalín”

Juanito Urquizu fue el entrenador que sucedió a Cuqui Bienzobas en Club Deportivo Ourense en la campaña 1958-59. Tuvo que haberlo elegido Moncho Alonso, Secretario General de la Caja de Ahorros Provincial y vicepresidente del club. Porque era un apasionado el fútbol vasco y Juanito había sido figura de los de San Mamés.

En aquellos tiempos yo hacía los partidos de casa para El Pueblo Gallego, diario vigués.

Y necesitaba La Hoja del Lunes de Ourense alguien para encargarse de la información de los partidos de fuera. Un día, que acudí al periódico con crónicas de baloncesto, me propuso Alejando López Outeiriño, que firmaba como “Arquero”:

- Si quieres, puedes hacerlas tú. Viajas con los jugadores y a la vuelta vienes al periódico y la escribes. Te pagaríamos 140 pesetas por cada crónica.

Era una oportunidad. Se lo comenté a Pedro Arcas en Radio Orense y me dice:

- Hombre, pues me haces a mí otra para la radio y te pago 60 pesetas.

En total, 200. Y me iba de excursión cada quince días. Acepté.

LA PRETEMPORADA

Estábamos en pretemporada. Ya me habían llegado noticias que “cuidado con Urquizu, que tiene un genio endemoniado”. Me habían pedido una entrevista con el técnico para El Pueblo Gallego. Fui al campo, los jugadores peloteaban en las áreas y el entrenador paseaba pensativo por el círculo central. Quise acercarme, pero me imponía. ¿Miedo? Pues casi. Pedí la colaboración de Moncho Alonso. Casi me llevó de la mano. 

- Mira Juanito. Es Sobrino, de Pueblo…

No le dejó seguir. Abrió los brazos y se dirigió a mí. Me asusté.

- Hombre sobrino, lo que has cambiado, lo que has crecido, no te conocería de ninguna manera.

Moncho Alonso estaba tan sorprendido como yo.

- Perdón Juanito, este es Sobrino, Fernández Sobrino, de El Pueblo Gallego.

- ¡Ahí va la ostia! Creí que habías dicho que  era mi sobrino del pueblo, por eso no le conocía.

ENVIADO ESPECIAL

El Ourense jugaba su primer partido fuera. En Órdenes. Era la oportunidad de empezar con buen pie. Un rival asequible. Apropiado para quedar bien. Nada más llegar al campo de Vista Alegre, los jugadores ourensanistas entraron a pisar el terreno de juego. Todo de tierra, claro. Yo me quedé a la puerta de casetas. Se abrió una ventana con una reja y se asomaron  jugadores de casa.

- Teñen un xogador  que se chama Pedro Meliá que veu de Asturias e seica lles costou una chea de miles…

Se jugó ese primer partido. Se puso cuesta arriba porque ellos corrían mucho más que los nuestros. Aunque marcamos primero por medio de Rivera, en la segunda parte remontaron y perdimos (2-1). Juanito Urquizu “bufaba”. Estaba de un humor de perros. Nada más arrancar el autocar para volver a casa, Puga, el delegado, le dijo al técnico.

- Tenemos que parar en Lalín para tomar unos bocadillos, de modo que…

- ¿Bocadillos? No se merecen nada. Directos a casa. No hay merienda.

- Mister, pero es que los bocadillos están encargados. Por lo menos hay que ir a pagar…

Pero al fin paramos. Aproveché para llegarme a Teléfonos.  En aquellos años cincuenta muchas villas no tenían teléfono automático. Eran teléfonos manuales. Había que ir a un locutorio de Telefónica, dabas el número y te comunicaban.  Pedí una conferencia a Ourense. Había demora. Me temblaban las piernas ante las consecuencias de un posible retraso. Al fin me llamaron, me metí en una cabina. Pedro Arcas, en Radio Ourense, tenía todo preparado y me grabó una crónica. Salí disparado El autocar del equipo estaba allí. Menos mal. Pero todos estaban dentro. Solo el masajista, Roque Laso, en la acera. Me dijo muy serio:

- Veña, sube rápido.

En el primer asiento estaba Urquizu. Me echó una mirada horrible. Me fui al fondo. Me esperaban sonrientes Pío y Rivera.

- Anda que de boa te libraches. O entrenador non quería esperarte. Dixo que este era o coche do equipo, non da prensa. Menos mal que cando mandou arrancar ó chofer o Roque díxolle “se queren marchar, váianse, eu espero polo rapaz”, e baixou do coche. Non se atreveu o Urquizu a deixar tamén ó Roque en terra. Pero ti quedabas, vaia se quedabas.

Vamos, que si no es por el masajista en menudo lío me veo. Bonito debut de enviado especial…

ASCENDIMOS

Lo que son las cosas. Aquella temporada fue tan brillante que se logró el primer ascenso a Segunda División eliminando al Guecho, campeón vasco, en la promoción. En San Mamés, (0-1, Rivera) y en O Couto (4-0, Ferradas 2 y Meliá 2). ¡Ah! Y el presidente, Manuel García Manzano, también ascendía: de contable en Imprenta Popular, al lado de la Diputación,  a ser nombrado por el Gobernador Civil, López Ramón, Secretario Provincial del Movimiento en Ourense.

El fútbol empezaba a ser una plataforma de lanzamiento de directivos.

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