La victoria lograda en la ida le sirvió para volver a una final tras empatar a dos goles ante un rival muy luchador
El Velle sufrió hasta el último segundo, pero sostuvo un valioso empate a dos goles ante el Allariz, que le permite después de 15 años, volver a disputar una nueva final de Copa Diputación entre equipos de la Preferente y la Primera Galicia.
El equipo de David Rivo afrontaba este encuentro de vuelta con el 1-0 favorable de la ida y desde al inicio salió mucho más intenso que su rival, al punto de encarrilar muy pronto la eliminatoria.
Losada se fue por su banda izquierda y colgó un balón perfecto que Quique, entrando por la derecha, definió con un tiro raso junto al palo derecho colocando el 1-0.
El Allariz tardó en despertar tras un comienzo sin la chispa necesaria para equilibrar el juego y fue Iker quién puso a prueba los reflejos de David Viana que desvió su disparo que se metía contra el poste izquierdo.
De una estrategia nació el 2-0 para el Velle. Terra metió un saque de banda al corazón del área que Paco, en su intención por querer despejar, desvió la trayectoria del balón dejando sin defensa a su portero Arón.
El último intento visitante fue de Juan Gallego al cabecear un centro de Gavilanes que contró bien plantado a David Viana.
El último campeón de liga tenía en sus manos el pase a la gran final, pero la segunda parte cambiaría radicalmente.
El técnico alaricano Miguel Sotelo realizó tres cambios de una tacada y estas modificaciones hicieron el efecto inmediato. En apenas dos minutos el Allariz logró lo más complicado, empatar el partido.
Beto clavó una soberbia falta por la escuadra y más tarde un córner lanzado por el propio Beto encontró el cabezazo imparable de Gavilanes que doblegó la resistencia de la portería local estableciendo un 2-2 que dio paso a una última media hora de tensión y nervios.
Los alaricanos estaban a un gol del milagro y lo buscaron por bajo y por alto, como el cabezazo de Juan Gallego que acabó yéndose al saque de esquina.
En el Velle las pinceladas de Gabri no eran suficientes ante las embestidas visitantes que lo intentaron no con mucha claridad, pero si con un encomiable empeño, muriendo en la orilla.
Al final, el Velle respiró aliviado y pudo festejar el pase a otra final.
