TERCERA DIVISIÓN

La virtud de adaptarse al medio

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photo_camera El rojillo David Mitogo pelea una pelota con el colombiano del Barbadás Juanito durante el derbi.

La lluvia constante, un campo que pide (y tendrá) una renovación, y un partido "de pico y pala" marcaron un derbi donde solo uno se sintió como en casa 

Os Carrís se convirtió en una improvisada pasarela por donde pasó casi todo el fútbol ourensano. Jugadores, entrenadores, directivos y hasta históricos del balompié provincial se dejaron ver. De Tercera o Preferente, del presente o del pasado, con residencia en Ourense o exiliados más allá del Bierzo. Todos acudieron al feudo del Barbadás para presenciar el derbi, hablar de fútbol en los corrillos y, quien sabe, si negociar algún contrato de cara a la próxima temporada con una café o una caña en la mano.

Mirar hacia la puerta de acceso cada 30 segundos era encontrar una cara conocida. Saludos, sonrisas y apretones de mano. Gente de fútbol.

Desde la grada vieron una lección de no excesivo buen juego, pero sí de tensión y pelea. Mucha pelea. Es el ADN del que presumen los azulones desde que Juanjo Vilachá se hizo con las riendas del equipo. Su idea es aprovechar al máximo los recursos que tienen. Sean muchos o pocos. Han sabido cambiar la piel, dejar de lado el toque e intentar minimizar los errores. Funciona. Se han metido de lleno en la pelea por la permanencia y pueden mirar cara a cara a los rivales directos en esa carrera de fondo.

La palabra tan usada hoy por hoy, "efecto", tiene sentido en Os Carrís. Hoy les tocará jornada de transistores para comprobar qué hacen sus rivales directos. Pero será un domingo con los deberes hechos.

La cara B

Al otro lado, el Barco no se encontró cómodo en ningún momento. Mal escenario para perfilar su habitual fútbol vistoso y con profundidad. Y cuando mejor estaba se encontró con el 2-1. Un golpe que no superaron a pesar de que había tiempo suficiente. ¿Vértigo de verse en una posición privilegiada? No debería y nadie se lo exige. Aunque tres derrotas en cuatro jornadas pueden llevar a pensar eso. Pero los de Javi Rey tienen recursos de sobra para volver a celebrar. Por el horizonte asoma un calendario con rivales complicados. Doble lectura. Puede servir para ratificar su lugar entre los mejores. Aunque para ello tenga que hacer un "reseteo" y volver a encontrar su camino.

El partido dejó el retorno de Rubén García en los barquenses tras casi dos meses fuera de los terrenos de juego. Lo hizo con una aparatosa máscara que lo le evitó el susto y el enfado tras recibir un golpe en la cara. Acción que no vieron los incansables niños que jugaban al escondite entre las cabinas de prensa, con riesgo claro de llevarse alguna quemadura por cigarro.

Cuando todo acabó, la rampa de salida del estadio dejaba ver los dos estados de ánimo. Sonrisas moderadas en Barbadás, decepción en el Barco, que dejó el bus en casa, mientras sus jugadores se repartían en los vehículos. Era un derbi de polos opuestos que se llevó el que mejor se adaptó.

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