TOUR DE FRANCIA

Adam Yates, el aprendiz de campeón

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photo_camera Adam Yates.

Luce el maillot blanco de mejor joven y es tercero en la general. Sin duda la revelación de la presente edición del Tour

Adam Yates (Manchester, 23 años), es la revelación del Tour de Francia. Luce el maillot blanco de mejor joven y es tercero en la general, datos que se alejan del factor "casualidad" una vez disputadas 15 etapas. El faro del ciclismo del actual ciclismo británico, Chris Froome, ilumina el camino a un aprendiz de futuro campeón.

Originario de Bury, empezó a dar señales de clase sobre la bicicleta en 2013, cuando pasó por el CC Etupestal, un equipo amateur de Francia. Aquel año despegó con un segundo puesto en el Tour del Porvenir, por detrás del español Rubén Fernández.

Estaba emergiendo una joya y la Federación inglesa reclutó a Yates para el centro olímpico reservado a menores de 23 años. De ahí al Orica australiano junto a su hermano gemelo Simon. En 2014 ya era profesional. Ganó en su primer año la Vuelta a Turquía.

En la siguiente temporada conquistó la victoria más importante que luce en su historial, la Clásica de San Sebastián.

Una evolución que Yates tiene que agradecer a Matthew White, excorrecor del Cofidis y actual director del equipo, quien destaca que el chaval británico es, ante todo, "un chico normal, modesto, que se considera uno más del grupo y no quiere privilegios".

En el Tour ya se le pregunta si es el sucesor de Chris Froome, pero al ciclista de Manchester no le hace mucha gracia. Prefiere pasar inadvertido, ir despacio y no acaparar demasiado protagonismo. La modestia es la base de su carácter.

"Aún no se da cuenta, no tiene el esquema ni la mentalidad ni los reflejos de un líder. Aún después de los Pirineos y en el podio provisional se sigue sintiendo pequeño", dice otro de sus directores, Maurzio Lapage.

Por su parte, Adam Yates apenas se inmuta y mantiene la cabeza en su sitio.

"El Tour es una carrera de tres semanas, unos días te va bien y otros sufres más de la cuenta. solo me planteo el día siguiente", dice.

No obstante, el talento del joven británico se ha convertido en el principal patrimonio del Orica australiano, aunque también se opta por la prudencia.

"Su margen de progresión es enorme, pero entre hacer top ten en el Tour y ganar hay un mundo", afirma Lapage.

Al técnico no se le escapan algunos progresos de su perla. En tan solo un par de meses ha cambiado alguna actitud en carrera.

"Le dije en el Dauphine que su mala colocación en el pelotón le podrían hacer perder segundos preciosos. En el Tour se le ve mejor situado.Se ha dado cuenta de que juega en otra categoría", comenta.

Su parecido con su hermano gemelo Simon es tal que su director les confunde cada instante.

"Al principio no los reconocía. Cuando Adam ganó la Clásica de San Sebastián, felicité a Simon. Se había afeitado por la mañana la barba que le diferenciaba del hermano y creí que era él", recuerda.

De momento, Adam Yates navega entre los grandes del Tour. En el futuro se le espera, con barba o sin ella.

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