FÚTBOL - ANÁLISIS

Argentina, en fuera de juego

Aficionado de River
photo_camera Un aficionado de River Plate, sentado en una tribuna del estadio Monumental a la hora que se debería de estar jugando el River-Boca.

La sin razón y las causas de una final todavía incompleta y clarificadora de la sociedad argentina analizada por tres expertos periodistas locales

Mientras la Conmebol decide la manera de que se dispute la final de la Copa Libertadores entre River Plate y Boca Juniors, nada ni nadie podrá borrar la imagen de los descerebrados enfundados en la camiseta riverplatense empeñándose una vez más en destrozar la fiesta del fútbol y que Argentina perdiese credibilidad.

De lo sucedido y sus consecuencias, tres periodistas argentinos analizan la realidad y los porqués de la sin razón que envuelve al fútbol del país. Ellos lo conocen desde dentro, en el día a día.

Daniel Roberts, comentarista deportivo en Radio del Plata, reconoce con tristeza lo ocurrido: "Quedó demostrado que no solo no hay capacidad para controlar una hinchada visitante, sino que ni siquiera para darle seguridad al bus que trasladaba a los jugadores del Boca. Fue un fallo enorme del operativo policial y más aún cuando en estos días tendrá lugar el G-20 en nuestro país".

Recordaba el colega argentino que a la barra brava de River le habían secuestrado 300 entradas   y por ese motivo "dijeron que iban a boicotear el partido, porque ellos solo querían hacer su negocio, no les importa el fútbol".

Este y otro tipo de cuestiones se encuadran dentro de una realidad  "que vivimos desde hace rato en Argentina, con problemas en la educación y la salud. Después de 27 años, tenemos la inflación más alta de la historia y la inseguridad como siempre, ya sea con el anterior gobierno o el actual. Nada ha cambiado y no hay expectativas".

Para Daniel Roberts "los barras bravas son delincuentes. Los necesitan para los votos de los clubes o los votos de la política y lamentablemente esto creció para peor, está todo podrido".

En cuanto a la final, "el partido se tiene que definir en el campo y después sí, todas las sanciones que le toquen a River de tipo económica o la suspensión de su estadio. Esta Copa quedó muy manchada".


La política y las barras bravas


En la actualidad trabaja para el programa de radio "Independiente, el gran campeón". El periodista Daniel Borges lleva más de 30 años en los medios e intuía que "todo lo ocurrido se venía tallando desde ambos clubes y la Conmebol. Demostraron que esta competición está totalmente viciada. Racing e Independiente fueron eliminados de una manera extraña por River Plate y por el lado de Boca, cuando le tocaron los brasileños ya hubo cosas raras con las sanciones y el VAR".

El periodista no tiene reparos en cargar sobre otros colegas. "Hubo mucha presión por su parte y a medida que pasaba el tiempo se y iba acercando la posibilidad de que podía darse esta final se llegó en un clima de ebullición total y acabó explotando todo. Fue una final con mucha pólvora".

Según Borges "hay que ver que pasa con las barras bravas y su relación con los políticos. No solo son utilizados por los clubes, sino también por senadores y diputados de los distintos partidos políticos. Y en lo deportivo, Boca querrá que sancionen al River como en 2015 lo sancionaron a los boquenses por el gas pimienta".

El periodista y comentarista de Radio Splendid, Jorge Marinelli, es claro: "Por un montón de intereses que hay de todos lados el show debe continuar y quedando una vez más en claro que los que menos poder de decisión tienen son los clubes, porque entre la policía y los 'barras' manejan el destino de la calidad de los partidos, incluso si se juegan o no".


"Fue una negligencia adrede"


No duda Marinelli que el fútbol argentino está devaluado: "Por la calidad de los futbolistas que actúan en la liga, que hace que no despierten interés en ningún país top y además creo que es la única competición en todo el mundo que no permite el acceso de los aficionados visitantes".

"Por eso, lo sucedido en el estadio de River fue una negligencia adrede por parte de la organización para que el autobús pasara por donde lo hace habitualmente, pero sin la protección que debe haber. Para mí esto no es excusa y por más que hubiesen 100.000 personas y pase un bus sin custodia no veo razón por la que haya que agredirlo más allá de la pasión y la rivalidad". Su reflexión es demoledora: "En una sociedad civilizada eso no pasa y esto que nos sucede es un tema social en general del país, pero el fútbol lo potencia todo. No es que hayamos retrocedido como país, sino que simplemente lo muestra tal cual como está hoy".

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