La alpinista y su compañera de aventura, Verónica Romero, regresaron al aeropuerto de Vigo
Al fin en casa. Chus Lago y Verónica Romero llegaron a Vigo tras conquistar el lago Baikal en la tercera expedición del proyecto Compromiso con la Tierra. Las deportista recorrieron junto a Rocío García esta gran masa de agua helada desde el extremo sur al norte en 25 jornadas, sumando más de 600 kilómetros de aventura sobre el hielo. Lago y Romero fueron recibidas por una multitud de amigos y familiares ayer por la tarde en el aeropuerto de Peinador.
"Fue una experiencia brutal en la que el frío era el peor enemigo", apuntó Verónica Romero. Por su parte, Chus Lago explicó que durante su travesía se encontraron "grietas de 10 kilómetros" que eran difíciles de superar "convirtiéndose todo en una ciencia". La alpinista viguesa recordó que los primeros días fueron los duros "pensando que no se completarían las etapas", pero una vez entendido el medio, comenzó su buena marcha. "Yo no quería caminar de noche quería saber por donde pisaba. Una vez visto eso, nos vimos capaces de cumplir nuestro objetivo", señaló Chus Lago.
Las dos aventureras comentaron que su paso por el lago Baikal les produjo una extraña sensación al encontrarse con "días completamente despejados y solo uno de tormenta", algo que Chus Lago nunca había vivido en sus más de 40 grandes expediciones. "Fue bueno para que el suelo no se nos descongelara pero fue muy raro. Creo que incluso fue una señal de Dios indicándome que lo deje", bromeó.
Chus y Verónica calificaron su expedición "como un parto", pero aseguraron que ya tienen planes para un nuevo reto de este calibre y de nuevo, juntas. "De todas las expediciones que he hecho me quedo con esta. Volvería con ellas" admitió Chus Lago. Su compañera Verónica añadió que "cada una tenía un rol", pero que se compenetraron muy bien durante los 25 días sobre el hielo del Baikal.
Un regreso "accidentado"
Rocío García se quedó en Madrid, donde la esperaban sus familiares antes de volver a su ciudad natal, Granada. Chus y Verónica tenían que tomar el último vuelo con destino Vigo durante la mañana, pero un imprevisto de última hora retrasó su llegada a casa. "Una vez terminamos de recorrer el lago, tuvimos que coger coches y aviones. Muchísimas horas de viaje por carreteras sobre las que íbamos dando botes, pero todo fue según lo previsto. Lo más difícil al final fue llegar desde Madrid hasta Vigo", reconoció Verónica entre risas. Una vez en su ciudad, Lago y Romero descansarán tras su duro trayecto, recorriendo más de 20 kilómetros al día, a la espera que se publique el documental sobre esta gran expedición en las próximas semanas.
