España tenía estilo, Italia nunca lo perdió

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photo_camera Iniesta aplaude a la afición española tras perder contra Italia.

El combinado español debutó en la Eurocopa de Francia recibiendo aplausos y se marchó dándolos. La derrota contra Italia por 2-0 levanta el polvo de la crisis de estilo y de un cambio de seleccionador.

Hay periodistas que escriben con pluma y otros utilizan el BIC. Cuestión de recursos. Unos se visten de camisa y otros reflejan su personalidad en sus textos para defender su estilo. Cuestión de prioridades. España tenía estilo, Italia siempre lo tuvo. 

Los fracasos exigen respuestas. Las preguntas salen solas. España tuvo momentos reconocibles de la selección que confecció Luis Aragonés y que Del Bosque la adornó para ganar un Mundial. Sí, un Mundial. Esa estrella de la que presumimos. Pero esta no era la Eurocopa de España, tampoco fue nuestro el pasado Mundial. Se lo merecían los alemanes, porque ellos buscaron como nosotros la fórmula y la mejoraron. Su bólido es mejor. Tiene más potencia y es más rápido.

Luís Aragonés si que tenía estilo. El supo terminar su cuento y conocía como hacerlo. Porque era sabio. Era sentimiento. Era esa emoción que te recorre la sangre cuando ves el gol de Iniesta, el penalti de Fábregas o el gol de Torres en la final. Supo decir adiós, aunque el fútbol lo elogiase.

636026592680308499wItalia nunca perdió el estilo, siempre sobrevive. ¿Quién sabe cuántos goles marcó Pellé? ¿Y Eder? Da igual si Giaccherinni era suplente en el Sunderland, o si el metrónomo Verrati está lesionado. Atarte las botas, subirte las medias y vestirte la 'azzurra' tiene un don que los futbolistas transmiten en el campo. La desesperación de ganar, de ser competitivo, de nunca rendirse. De ser fieles defensores de la religión de la suerte. El dios en el que ellos creen no tiene nombre, no tiene aspecto, carece de mandamientos pero tiene un mesías; es la pasión. El sudar más que el compañero y si nace la calidad "bienaventurada sea".

Bélgica y España sufrieron el mismo guión. El primero en el debut de los italianos, el segundo en los cuartos de final. Los dos padecieron la celebración sobrehumana de un equipo que colectivamente echó al campeón. Le abrió la puerta y lo echó con fútbol. Ahora, llega la mejor versión de España. La Alemania de Lów que aspira ser mejor que la esencia del fútbol moderno. Para ello, tiene que derrotar a un estilo. A Italia. Porque da igual que esté Prandelli, Conte, Lippi o Trapattoni. Es indiferente el sistema o los jugadores. No juegan nombres, ni números. Es estilo y ahí ganan los italianos.

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