REPORTAJE

Nadador olímpico busca... piscina de plástico

Una triatleta se dispone a entrenar  en una piscina doméstica.
photo_camera Una triatleta se dispone a entrenar en una piscina doméstica.
Nadar en estático con un tirante como resistencia es la opción que han encontrado varios deportistas para mantenerse en forma

De plástico flexible, de plástico duro, hinchable y/o desmontable, de madera y de tamaño variable. Comprar una piscina de estas características se ha convertido en el sueño imposible de muchos nadadores de elite, que quieren seguir en contacto con el agua en este periodo de confinamiento.

Desde que todos los nadadores observaron con un punto de envidia el vídeo que la nadadora holandesa Sharon van Rouwendaal, campeona olímpica de los 10 kilómetros en aguas abiertas, colgó en su perfil en Instagram en la que se la veía nadando en una piscina de plástico con un tirante oponiendo resistencia, la búsqueda de estas piscinas "de juguete" se han convertido en una obsesión.

La triateta española Judith Corachán aprovechó el espacio que tenía en el garaje de su casa para sacar el coche a la calle y montar una piscina. "No tiene nada que ver con nadar en una piscina olímpica, lo único que busco es tocar agua", dijo.

Pero en otros muchos casos, la falta de espacio impide instalar una piscina, aunque sea de pequeña dimensiones. El problema es que teniendo espacio, tampoco hay "stock" disponible y algunos de los distribuidores que tienen, no tienen transporte para hacer llegar el encargo al cliente, en este caso un cliente "first class".

Las piscinas son un producto de lujo y en algunos casos de primera necesidad como en estos días han sido las bicicletas estáticas, las elípticas o los rodillos para ciclismo "indoor".

Tecleando páginas online, las opciones son variadas. Desde la más económica (99 euros, 3.834 litros y unas dimensiones de 300x200x75) a la más cara, que cuesta 7.400 euros (834x492x138) y casi 41 metros cúbicos de agua.

Jessica Vall, medallista en el Mundial de 2015 y con tres medallas en Europeos, lleva días buceando las "tiendas online". Acostumbrada a nadar entre 60 y 70 kilómetros semanales, lleva dos semanas sin poder dar una brazada.

Su máxima aspiración es aprovechar la terraza de cinco metros de su piso en Vallirana para instalar una piscina de tres metros, ese es su máximo sueño, aunque el cambio de fechas de los Juegos le han quitado mucha ansiedad.

Deportistas y entrenadores coinciden en que es una alternativa "efectiva para no perder sensaciones ni gestos técnicos"

Los entrenadores

Su entrenador, Jordi Jou, comentó que este tipo de entrenamientos en piscina inflable y tirantes es "operativo y efectivo" porque "no se pierden las sensaciones y gestos técnicos" que es lo que pierde antes.

El francés Fred Vergnoux, entrenador jefe de la natación española y máximo responsable del entrenamiento de Mireia Belmonte, cree que ahora es "la única manera" que algunos nadadores han conseguido poder estar en contacto con el agua.

Jou asegura que con este trabajo "en estático" se pueden trabajar "sensaciones, técnica, potencia, velocidad y piernas", aunque por contra "el principal trabajo que se hace dentro del agua, el cardiovascular, no se puede trabajar así".

Y Vergnoux coincidió plenamente: "Nadar en posición estática, con una goma de resistencia, es muy positivo para poder simplemente entrenar la gestual especifica y el movimiento dentro del elemento acuático".

Vergnoux admitió que están buscando soluciones, pero que se están encontrando con problemas de transporte o que los nadadores viven en pisos y "es imposible contemplar la idea".

En todo caso, los nadadores han sido uno de los colectivos más beneficiados por el aplazamiento olímpico. Prohibida la utilización de piscinas, saben que ahora no hay tanta prisa.

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