En Albania se roba más de la mitad de la energía eléctrica

En Albania, uno de los países más pobres de Europa, no pagar por la electricidad es más la norma que la excepción: muchos albaneses manipulan los contadores o enganchan, de forma ilegal, cables a las líneas eléctricas para abastecer con energía sus hogares y negocios.

Más de la mitad de la energía eléctrica que se produce al año en este país balcánico termina siendo robada por los consumidores, lo que genera al Estado pérdidas equivalente a 140 millones de euros anuales, o el 1,4 por ciento del PIB.

Y no sólo lo hacen los más pobres: médicos, empresarios, alcaldes y hasta representantes de instituciones públicas tampoco pagan.

Es el caso de Elisabeta, fiscal de un alto tribunal, y su marido, Agron, abogado, que han optado por no pagar una deuda acumulada equivalente a 2.500 euros por facturas de la electricidad con la que calientan en invierno, refrescan en verano e iluminan su enorme villa de cuatro plantas a las afueras de Tirana.

El caso de Elisabeta es solo uno de los muchos denunciados por la distribuidora eléctrica CEZ Shpërndarje.

Según datos facilitados a Efe por esta compañía, el 91 por ciento de los hogares y el 88 de las empresas privadas tienen deudas con la CEZ, que cuenta con más de un millón de abonados.

'Es una situación heredada del pasado, que ha empeorado con los años', declara la portavoz de la empresa, Anila Rrushi.

En Kukës, en el deprimido norte del país, sólo abona sus facturas el 4 por ciento de los clientes -básicamente sólo pagan algunas instituciones públicas y las familias de los propios empleados de la CEZ-, mientras que en Tropojë apenas hay contadores de electricidad.

'Algunos nos dicen que no pagan porque están desempleados y no tienen dinero. Otros nos amenazan diciendo 'Yo que he construido este gran chalet, soy una persona importante, mientras que tú no eres nadie. ¡Márchate de mi casa!'', relata a Efe Astrit, un electricista que trabaja para la compañía.

'Otros no quieren que le coloquemos el contador eléctrico porque 'afea la casa', mientras que muchos vuelven a conectar ilegalmente el cable eléctrico que hemos cortado, apenas nos damos la vuelta', añade.

Aunque este delito está penalizado con uno a tres años de cárcel, en la práctica nunca se ha castigado.

La divulgada opinión de que el Estado perdonará las obligaciones no pagadas -ya sucedió con la amnistía del 2006- y la arraigada mentalidad de evitar al máximo el pago de la electricidad son las causas principales de este abuso colectivo.

Por si no bastasen las pérdidas por el robo de energía, solo el año pasado fueron sustraídos miles de metros de cable de cobre y otras piezas metálicas de los transformadores eléctricos para venderlos luego como chatarra en el mercado negro, lo que ha causado a la CEZ pérdidas por valor de 3 millones de euros.

El nuevo Gobierno, socialista, ha reconocido la 'alarmante' situación y ha creado un grupo de trabajo para aumentar la recaudación y disminuir los robos.

El primer ministro, Edi Rama, ha juzgado indispensable la actuación del Ejecutivo dado que la situación 'corre el riesgo de convertirse en una desgracia nacional'.

El Gobierno ha prometido además pagar a la CEZ la deuda de 63 millones de euros acumulada de la Administración anterior.

Además de las pérdidas por los robos, la distribuidora se halla en dificultades económicas a causa de los millones que debe a la compañía estatal productora de electricidad, KESH.

El Gobierno nacionalizó la CEZ hace un año, después de que la empresa checa que la administraba desde 2008 fracasara en su intento de mejorar la situación financiera de la compañía y realizar las inversiones previstas por el contrato de privatización.

Al otro lado de esta cadena de abusos colectivos, hay también albaneses honrados, como Sabaudin, quien, pese a sobrevivir con una modesta pensión, prefiere 'comer menos y pagar la factura eléctrica'.

Este anciano de 70 años reconoce que el monto le resulta excesivo, algo que atribuye a que paga también 'por aquellos que no pagan'.

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