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En Cataluña también se congelan

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Este 1 de enero no habrá alza de las pensiones ni nuevo salario mínimo. Tampoco subirán los sueldos de los funcionarios. Todo eso sucederá en España y, por tanto, también en Cataluña. ERC ya lo sabe…

La caótica situación política de España extiende su absurda deriva a la economía y amenaza no solo a las grandes corporaciones sino también a millones de ciudadanos, principalmente si son pensionistas, funcionarios y trabajadores de baja cualificación, sujetos al salario mínimo. Es tal el despropósito que España debe prorrogar los Presupuestos Generales del Estado por cuarta vez en cinco años, de modo que el Gobierno ha tenido que aprobar la extensión a 2020 de las cuentas de 2018, año en el que gobernaba Mariano Rajoy. Todo un record histórico negativo.

Si bien el Consejo de Ministros confirma que subirá un 0,9% las pensiones tras la investidura del socialista Pedro Sánchez, lo cierto es que este 1 de enero no habrá alza de las pensiones ni salario mínimo. Tampoco hay subida de sueldos para los funcionarios ni, en la práctica, nuevos presupuestos de las diputaciones, dada su alta dependencia de las cuentas del Estado. Sí hay presupuestos municipales y autonómicos. España depende a día de hoy de un partido independentista, ERC, partidario de la secesión de Cataluña, cuya abstención se ha vuelto imprescindible para que España tenga un gobierno.

Pedro Sánchez congela la subida de las pensiones y el salario mínimo hasta que se forme un ejecutivo y plantea realizar en 2020 una única subida del 0,9%, la inflación prevista, con efectos retroactivos. Son medidas que afectan a millones de personas, también en Cataluña, donde ERC fue votada por 869.934 ciudadanos, entre los que se supone que habrá pensionistas, funcionarios y empleados que cobran el salario mínimo. Sería lo normal, ya que en Cataluña hay 1.738.000 pensionistas, 158.600 trabajadores que perciben el salario mínimo y 319.759 empleados públicos.

La política ya no solo está en el eje territorial: si la gente no llega a fin de mes puede haber chalecos amarillos y no solo lazos de ese color

La situación aboca a socialistas e independentistas a moverse no solo en el eje territorial, sino también en el otro gran eje de la política, que es el de izquierda-derecha. La cuerda, por tanto, no solo se tensa entre independentistas y constitucionalistas que debaten en el olimpo sobre los sueños secesionistas, sino que se vuelve terrenal, a propósito de las cosas de comer. 

Al hacerse eminente la cuestión territorial, la política del eje izquierda-derecha, con más o menos impulso de cambio político y reformas, parecía amortiguarse, pero episodios como las subidas de las pensiones y los sueldos pueden cambiar el escenario. En España y, por tanto, también en Cataluña.

Nada extraño, en el fondo, ya que se supone que la izquierda gobernante es la más interesada en que haya consenso sobre la organización territorial del Estado, y que sea lo más amplio posible, pero siempre que se llegue a fin de mes. Porque si la gente no llega a fin de mes puede haber chalecos amarillos y no solo lazos de ese color. 

Por muchas vueltas que se le dé al eje territorial de la política, la izquierda se suicidaría si se olvida de eje derecha-izquierda. En definitiva, de valores de la izquierda que siguen orientados a la lucha contra la desigualdad y la búsqueda de la justicia social. En España y también en Cataluña, como bien sabe ERC, que cogobierna en una comunidad donde el importe medio de las pensiones es de apenas 1.000 euros y donde el 5,9% de los asalariados cobran el salario mínimo. Son datos que a la rica burguesía secesionista poco le importan pero no a un partido que se define de izquierdas y que quiere ser la primera fuerza de Cataluña. 

@J_L_Gomez

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