ECONOMÍA

Crisis política con raíces económicas

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photo_camera Funcionarios de la Agencia Tributaria.

Si todos los parados y los trabajadores en precario votasen al mismo partido, éste sería el más votado, lo cual puede dar idea de la crisis económica del país pero también de la crisis política.

En la zona euro sólo quedan dos gobiernos que hacen recortes: uno es el de Grecia, el otro el de España. El de Grecia, encabezado por Alexis Tsipras, está respaldado por fuerzas políticas equiparables a IU y Podemos. El de España, por el PP de Mariano Rajoy. No parece, pues, que el nexo sea su ideología, sino sus coordenadas económicas: ambos países tienen graves problemas estructurales. Sin embargo, el hecho de que otros países igualmente con dificultades estén gobernados por la izquierda moderada, como Francia o Italia, no genera tantas tensiones, ni políticas ni económicas. La pregunta no se hace de rogar: ¿qué opción política prefieren los españoles para gobernar un país en crisis, donde tener trabajo no siempre es sinónimo de llegar a fin de mes? No es fácil responder porque entre los españoles de hoy hay mucha desi-gualdad y sus intereses económicos no son los mismos; tampoco los políticos.

Vayamos por partes. Los mayores, con todas sus dificultades -pensiones a veces insuficientes, necesidad de ayudar a hijos sin ingresos, etcétera-, siguen cobrando sus pensiones, convirtiéndose en un pilar del Estado de bienestar. No han sido beneficiados por el Gobierno pero tampoco son los grandes perjudicados. Sobreviven. Y, obviamente, votan, sin que entre ellos se observen grandes sobresaltos. Unos son de izquierdas, otros de derechas, otros de centro... y nada parece perturbarles en exceso. Son los más tranquilos del país, también los más solidarios.

Debajo de los pensionistas están las personas activas, entre las que cabe distinguir al menos entre trabajadores por cuenta ajena, autónomos, empresarios y parados. Los trabajadores por cuenta ajena pueden estar empleados en el sector público, en cuyo caso suelen dormir tranquilos, aunque sin ganas de muchas fiestas, o en el sector privado, donde la tranquilidad no es la misma. En este caso hay gente bien pagada -la que menos-, trabajadores de salarios medios devaluados, empleados sometidos a la precariedad laboral que no llegan a fin de mes, parados con cobertura -una minoría- y parados sin ingresos, que sobreviven gracias a sus familiares y amigos, salvo aquellos que viven de la economía sumergida. Parece razonable admitir que entre este grupo de trabajadores hay descontento y que en buena lógica expresan su cabreo políticamente. Si todos los parados y los trabajadores en precario votasen al mismo partido, éste sería el más votado de España, lo cual puede dar idea de la crisis económica del país pero también de la crisis política, considerada ésta por su carácter diferencial con respecto a países como Alemania o Francia.

A los grupos anteriores se suman los autónomos y los empresarios, incluso los estudiantes que tiene edad de votar, dejando al margen a los más pequeños. Los autónomos y profesionales independientes tienden a aumentar, a medida que muchas empresas se deshacen de trabajadores con edades avanzadas y también debido a la falta de oportunidades en el mercado laboral. No faltan los descontentos en este grupo social, si bien no son los más radicales en sus manifestaciones políticas. Por lo demás, sería una simplificación asimilar a todos los empresarios a partidos de centro-derecha -ahí están los llamados 'pijoprogres'-, pero tampoco sería exagerado afirmar que la mayoría no son precisamente de izquierdas. Los estudiantes, sobre todo universitarios, y los intelectuales cerrarían el círculo de un país sujeto a la incertidumbre.

@J_L_Gomez

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