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¿Dejarán a Galicia en paz con tanta fusión?

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photo_camera Sede central de CaixaBank en Barcelona.
Si a Cataluña se le echa una mano –una gran mano, al entregarle prácticamente Bankia–, qué menos que a Galicia se le dé un dedo, o en el peor de los casos se le deje tranquila. Atentos.

La banca es un sector regulado de tal modo que cuando gana mucho dinero es para los accionistas y sus ejecutivos, y que cuando lo pierde tapa su agujero con recursos públicos, salvo que antes se opte por una ampliación de capital o una fusión entre uno o más bancos. Dicho en otras palabras, es un sector a medida de la ley del embudo, la cual garantiza que siempre gana el más fuerte –no siempre el que tiene más razón–, haya o no equidad. Por algo la ley del embudo resulta estricta con unos y permisiva con otros.

La nueva tesis sobre la banca dice ahora que toca hacer fusiones, ya que sería la mejor manera de superar los problemas de los bancos acuciados por la baja rentabilidad, que son casi todos. Y al amparo de ese criterio se activa la fusión de Caixabank y Bankia, que en realidad es una absorción de la segunda por la primera, con la bendición del Gobierno y, por supuesto del Banco Central Europeo (BCE), cuyo vicepresidente, Luis de Guindos, ya llevaba unos días predicando el evangelio de las fusiones redentoras.

Dado el peso de laCaixa –la verdadera matriz de Caixabank–, la operación no es ajena a la estrategia política de favorecer el encaje de Cataluña en España –prácticamente en vísperas de elecciones catalanas–, ni es un asunto baladí para un Gobierno –el de España– que precisa recuperar casi 20.000 millones de los que el Estado puso en Bankia, de donde solo logró rescatar unos 3.000. Es más, la fusión de Caixabank y Bankia sextuplicaría la concentración bancaria de Alemania, según sostiene  el profesor Albino Prada en Mundiario, y la recuperación del dinero invertido por el Estado en Bankia se complica.

Si realmente la fusión de Caixabank y Bankia se debe a que ahora la banca tiene problemas de márgenes –y descartamos que haya ley del embudo–, ¿qué habría que hacer entonces con bancos como el Sabadell, Liberbank, Unicaja, Ibercaja, Kutxabank o incluso los dos grandes, BBVA y Santander? ¿También se van a fusionar? ¿Tendrá en ese caso Galicia una oportunidad, como Cataluña, de la mano de Abanca, que no parece tener problemas, sino más bien todo lo contrario? ¿O alguien está pensando de nuevo en el control del mercado financiero de Galicia? Es un escenario preocupante para el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.

Andando Luis de Guindos de por medio, en Galicia hay que temer siempre lo peor. Porque la historia (a veces) se repite. Hace ya unos cuantos años, el ahora vicepresidente del BCE fue emisario de Cajamadrid para fusionarse con Caixa Galicia, y la cosa estuvo a punto de cuajar, con mucha presión sobre Feijóo, por cierto.

La nueva gran fusión llega cuando está acreditada la vocación de crecimiento de Abanca en España y Portugal y es conocido su intento de seguir haciéndolo. Si a Cataluña se le echa una mano –una gran mano–, qué menos que a Galicia se le dé un dedo, o en el peor de los casos se le deje en paz. Pero los que hacen dibujos financieros –y leyes del embudo– desde Madrid suelen preocuparse poco o nada por la periferia, salvo si se trata de Cataluña o de Euskadi. Lo demás lo consideran tierra conquistada.

Las cajas cayeron porque algunas lo hicieron francamente mal pero el guión de eliminarlas o de reducirlas a la mínima expresión ya estaba escrito. La banca buscaba entonces la concentración, que finalmente consiguió, pero aún quiere más. Mucho más… hasta llegar incluso al oligopolio.

 @J_L_Gomez

Las fusiones, al alza

Hay ganas de fusiones y hay prisa. Los bancos tienen problemas de márgenes con los tipos tan bajos y eso le hace temer al Banco Central Europeo (BCE) que las malas perspectivas económicas puedan poner en dificultades a las entidades que no puedan soportar el aumento de la morosidad. Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, lleva todo este mes diciendo que las fusiones son un instrumento que puede “ser útil” y que deberían llevarse a cabo de forma relativamente “rápida y urgente”.

El empleo, a la baja

La banca, como la construcción o el periodismo, es un sector donde se ha destruido mucho empleo. Y lo peor es que la cosa sigue. La fusión de Caixabank y Bankia se traducirá en la eliminación de miles de puestos de trabajo, que podrían ser aún más si la fiebre de las fusiones continúa. Mientras la banca se hace cada vez más grande se reduce el empleo en el sector y aumenta el riesgo de exclusión financiera en muchos pueblos, especialmente cuando son pequeños. Son tiempos difíciles.

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