España está abocada a un pacto de rentas

Ourense. 04/03/2022.Prezos do Combustible polas nubes nunha gasolineira do Posío na Cidade.
Foto: Xesús Fariñas
photo_camera Ourense. 04/03/2022.Prezos do Combustible polas nubes nunha gasolineira do Posío na Cidade. Foto: Xesús Fariñas
El Gobierno ya estudia con patronal y sindicatos el impulso de un pacto de rentas que proporcione “confianza y estabilidad”. Pero probablemente se necesite también un consenso político entre PSOE y PP.

"Las familias ourensanas, ahogadas por el aumento de precios”, alerta la newsletter de La Región, que enlaza a un documentado informe del periodista Antonio Nespereira. ¿Qué puede hacerse para que, cuando menos, las cosas no vayan a peor?

La más fácil sería confiar en el final de la guerra de Ucrania, mediante un acuerdo, pero no parece lo más probable ni lo más inmediato. Más realista es aferrarse a las medidas que pueda adoptar la Unión Europea –incluyendo las del Banco Central Europeo– y aquellas otras que decidan el Gobierno de España, los agentes socioeconómicos –empresarios y sindicatos– y las comunidades autónomas. Un poco en paralelo con el proceso seguido para hacer frente a las consecuencias económicas derivadas de la pandemia, pero de manera bien distinta.

Como explica el profesor de economía Xoaquín Fernández Leiceaga en Mundiario, la pandemia trajo consigo problemas de demanda, mientras que la guerra supone problemas de oferta. Quiere eso decir que no valen las mismas recetas.

Hay cuatro grandes problemas: el aumento de los precios del petróleo y del gas, los incrementos de las materias primas (cereales, aceite de girasol, etcétera), el consumo y la inversión, y la subida de tipos de interés que viene de camino. Después están otros problemas que, sin ser menores, no son tan generales, como la pérdida de mercados en Rusia y Ucrania para muchas empresas y el previsible descenso del turismo ruso, donde es conocida su capacidad de gasto en productos de lujo. De la suma de todas estas adversidades se desprenden dos cosas que afectan a todos los españoles: un menor crecimiento y más inflación.

¿Y hay salida, aunque la guerra prosiga? Puede haber medidas que alivien la situación, partiendo de que esta nueva crisis –la tercera de este siglo, tras las de 2008 y 2020– no admite una respuesta keynesiana, similar a la aplicada al comienzo de la pandemia. Aunque se hiciera lo mismo, no daría tan buenos resultados, precisamente por la distinta naturaleza de esta crisis, que es de oferta.

Para maquillar un poco la subida de la luz cabe, por ejemplo, desacoplar los precios del gas de los otros componentes energéticos que forman los precios mayoristas. Es una demanda que España viene planteando en Bruselas, ya desde antes de la guerra, pero que no todos los países suscriben. También habrá que ir pensando en alguna rebaja del impuesto especial de hidrocarburos, máxime si el barril de petróleo sigue subiendo como la espuma. Pero, sobre todo, se hará necesario un gran pacto de rentas, similar al firmado en los históricos Pactos de la Moncloa, en la transición de la dictadura a la democracia.

La situación económica, agravada en un país como España que no tuvo tiempo de recuperar el nivel de PIB de 2019, obligará probablemente a un consenso básico entre los dos grandes partidos, PSOE y PP, del mismo modo que a acuerdos entre empresarios y sindicatos para que la inflación no se traslade directamente a los salarios. Como advierte la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, España atraviesa un momento de alto riesgo de una espiral inflacionista. Y eso que España tiene una menor exposición al conflicto en Ucrania por la invasión de Rusia desde el punto de vista de la dependencia energética, lo cual puede dar idea del calado del problema en Europa. 

@J_L_Gomez

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