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O España se industrializa o esto irá a peor

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Está bien la agenda social pero solo con ese tipo de iniciativas no basta: hace falta una nueva política industrial, capaz de aprovechar las ayudas y créditos del plan de reconstrucción europeo.

En España suelen dársele mil vueltas a las cosas antes de llevar a cabo transformaciones estructurales. Ahora que el país está de nuevo en recesión -y de caballo, con precedentes solo en la Guerra Civil–, se buscan mil maneras de paliar las consecuencias sociales -algo comprensible- pero se hurta al debate el aspecto más esencial a medio plazo: este modelo económico ya no sirve.

Y no solo no sirve porque el peso relativo del turismo sea excesivo -otros países más industrializados cayeron mucho menos-, sino porque este modelo no corrige el gran problema de España: el paro estructural y el paro juvenil. Con y sin recesión, con más o menos crecimiento, la economía española es incapaz de darle una salida a sus jóvenes, incluso cuando están sobradamente preparados.

Tal vez sea éste un buen momento para afrontar un cambio histórico, al menos del calado del plan de estabilización del 59 o del proceso de reconversión necesario en los años 80 para hacer posible la entrada de España en la entonces llamada CEE, hoy UE. Lo dice bien claro el profesor Antón Costas cuando constata que el paro estructural y la precariedad laboral son cicatrices permanentes de las largas y mal gestionadas recesiones.

El futuro no está ya en la construcción ni en el turismo: está en la industria, en producir cosas y en venderlas con alto valor añadido

Ahora que toca reaccionar -sí o sí- ante una caída del PIB del 22,1% en el último año, algo que no sucedía desde la Guerra Civil, la economía española necesita diluir la amenaza de paro de larga duración que pende especialmente sobre los jóvenes, tanto los que no tenían empleo o lo tenían precario, como los que acabarán sus estudios este curso y los siguientes. Y un reto de este calado se puede paliar con ayudas y subsidios, pero solo se resolverá industrializando el país.

Es evidente que España tiene que producir más y mejor, del mismo modo que lo hizo la República de Corea cuando logró en un período breve de tiempo una transformación estructural de su economía y sociedad, combinando un crecimiento económico alto y sostenido, una creciente competitividad internacional y altos grados de equidad y cohesión social.

Tanto en el milagro de Corea del Sur –de dimensión similar a España– como en otros en países de menor dimensión –Finlandia– y mayor –China– fue determinante, entre otros aspectos, su opción estratégica por la industrialización con orientación exportadora y por la innovación. Y en el caso coreano, incluso se fue más lejos, al conquistar un marcado liderazgo a nivel mundial en la promoción del desarrollo sostenible y el crecimiento verde.

Por tanto, está bien la agenda social pero solo con ese tipo de iniciativas (ERTEs, EREs, reforma de las pensiones, etcétera) no se llegará lejos: hace falta una nueva política industrial, capaz de aprovechar las ayudas y créditos del plan de reconstrucción. Es decir, es menester implicar al sector privado y potenciar la economía productiva, no solo donde ya hay buenos cimientos -Euskadi y Cataluña- sino también en otras partes de España con potencialidades industriales, como Galicia, Asturias o la Comunidad Valenciana.

La continuidad de la expansión fiscal y monetaria es, sin duda, una buena política para impulsar la recuperación y el empleo. Si España aprovecha esta actual tendencia europea podrá dar un gran salto. El futuro no está ya en la construcción ni en el turismo: está en la industria, en producir cosas -coches, electrodomésticos, etcétera- y en ser capaces de venderlas con valor añadido. 

@J_L_Gomez

Al Alza -- Corea del Sur

En 1948, año en que se instituyó su primer gobierno, Corea del Sur se encontraba entre los países más pobres del mundo. Hoy –por delante de España en PIB– es uno de los actores protagonistas del escenario económico mundial y cuenta con una sólida base industrial. En paralelo, la democracia y el pluralismo arraigaron en la sociedad coreana, hasta convertirse en uno de los pocos países capaces de combinar el éxito económico con una transición democrática tras la Segunda Guerra Mundial.

A la baja -- España

El Producto Interior Bruto (PIB) cayó un 22,1% en el último año, algo que no sucedía desde la Guerra Civil (1936-1939). La economía entró en recesión tras una caída histórica del PIB del 18,5 % en el segundo trimestre, debido a la pandemia del coronavirus. El hundimiento del PIB en España es mucho más profundo que en otras economías desarrolladas. En el primer trimestre la actividad en EE UU se redujo un 9,5%, en Alemania un 10,1%, y en Francia, un 13,8%. Se trata de países más industrializados.

Protagonistas

Alberto Núñez Feijóo - Presidente de la Xunta

La colaboración público-privada será clave para aprovechar los fondos europeos. También en Galicia. Los proyectos industriales que llevará el Gobierno a Bruselas beneficiarán a las comunidades en la medida en que las autonomías se muevan.

Pedro Sánchez - Presidente del Gobierno

La Conferencia de Presidentes celebrada en La Rioja le parece un punto de partida para la reactivación. Pero el riesgo de nuevos rebrotes empeora las perspectivas para el resto de este año. Además, sus opciones de política económica son escasas.

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