Mercadona: los “marrones" de su modelo de marca blanca

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photo_camera Una mujer realiza sus compras en uno de los supermercados de Mercadona.
Falta de producto de proximidad, arrinconar marcas o las relaciones laborales, principales polémicas

Vaya por delante el mérito de tener una empresa con 90.000 trabajadores. Eso es tan obvio como ciertos lunares que rodean al modelo de Mercadona. Una cadena que ha ido escalando a lo largo de los últimos quince años en España hasta copar una cuarta parte del mercado, como señalan estudios como el publicado hace unos días por Nielsen -que detecta el reimpulso de las cadenas regionales-, en un camino apenas sobresaltado por polémicas. La última, el sistema de reconocimiento facial instalado en 40 tiendas en 2020 para detectar personas con condenas contra la empresa o trabajadores -está estudiando su legalidad la Agencia Española de Protección de Datos-. Antes, su huella en los papeles de Bárcenas -con dos anotaciones, que suman 240.000 euros- o algunas palabras de  su presidente, Juan Roig. Ahí quedan "A los pobres les gusta comprar barato" o "tenemos que imitar la cultura del esfuerzo con el que trabajan los 7.000 bazares chinos". En teoría, Mercadona no invierte en publicidad. En la práctica, hay acuerdos subterráneos. 

Entre los primeros que criticaron su modelo en público fueron los productores y las marcas de fabricante -especialmente por los efectos de la colonización de su propia marca-. Este movimiento explica los precios bajos, alerta la OCU. Greenpeace, por ejemplo, los sitúa siempre a la cola en la lucha contra el plástico -el último informe es del 19-. Y en lo laboral, sindicatos y reportajes como el de "Salvados" han ido poniendo luz a partes oscuras. “Es como una secta, el objeto es someter al trabajador y hacerle sumiso para no cuestionar las órdenes”, le relató un empleado a Okdiario. Apuntan a que mientras no salgas del carril, no hay problemas y los sueldos son mejores que en otras cadenas. El choque, coinciden, es si coges una baja. "Se encienden las alarmas", relató un extrabajador a Évole. O si eres una empresa que trabaja para ellos y hay problemas: el directivo de un banco todavía recuerda en privado cómo un directivo de Mercadona le llamó para decirle que habían terminado su relación con una explotación ganadera.  Sin decírselo, le insinuaba que le cortasen la financiación al negocio.


CUATRO VÉRTICES DE LA CONTROVERSIA


- Trabas para la baja y forzar los despidos:

El Gobierno acotó en 2019 el modelo de autoaseguradora por el que funciona Mercadona. Una empresa con menos de un 2% de absentismo laboral -la media nacional supera el 5- fomentado por, entre otras cosas, una prima trimestral para el trabajador si su tienda no excede cierto número de bajas.

Precisamente, en junio un empleado denunció en A Coruña que le habían quitado el complemento por estar enfermo -"es  habitual", dijo la CIG-. Ahí empieza la cara oculta, como relataron en "Salvados" (2016) dos exempleados: "Al llegar a la mutua el médico me giró la pantalla y pude leer: 'Para Mercadona no se conceden bajas'"

Los críticos recuerdan episodios como el de Miguel Blanco -despedido tras sufrir un derrame cerebral- y alguna condena por acoso laboral en un clima de presión para cumplir objetivos. Y si no, lo resumió el digital La Marea: emplean los despidos disciplinarios para ahorrarse la indemnización. Si el trabajador va al juez, le ofrecerán un acuerdo para una reparación menor, con cláusulas para que no hable en público.

- Veto al producto de proximidad: leche, pescado...

Un paseo por sus estantes sirve para anotar que apenas hay productos de proximidad. La leche y los lácteos, en Galicia, son el caso más paradigmático. Las grandes marcas gallegas como Feiraco o Larsa, por ejemplo, quedan al margen. Esto se reproduce en otros activos tan importantes como la pesca. ¿Su origen? América del sur o África. Pasa igual con el aceite. Las  productoras protestaron ante la estrategia de Mercadona: arrinconó a la mayoría -solo recuperó a Hojiblanca- en favor de su marca blanca. Ahí jugaba su papel el yerno de Roig, Roberto Centeno, que compró con su fondo de inversión miles de hectáreas de olivares en Marruecos, Portugal y Extremadura. Luego las vendió.

- Complicada relación con los proveedores

Hasta 2019, 120 interproveedores elaboraban para Mercadona todas sus marcas blancas. Se repartían entre categorías y firmaban un contrato de exclusividad que a la vez les garantizaba trabajo y los ataba a los valencianos, que usaban esa posición para forzar precios y severas condiciones. García Carrión, por ejemplo, no aceptó y estuvo a punto de hundirse tras el divorcio. Con el cambio de modelo ahora suman unos 1.400 "proveedores totales" para sus marcas, sin exclusividad, producto a producto. El problema, para las empresas que no vieron venir el desenganche.

- El cerco a las marcas: estrategia y expulsión

Es la reina de la marca propia -de distribuidor-. Esto, lógico, va en contra de las de fabricantes. Esta tendencia para favorecer lo suyo, con las críticas de las patronales del sector, suma movimientos como las retiradas de 800 referencias en 2009. Luego se fueron otras y aún tras los últimos movimientos en muchos estantes solo está su marca y una rival. En otros, solo el suyo. Para estos tijeretazos también puede tirar precios o convencer al cliente "copiando" al original. La innovación, dañada: según un estudio de Kantar, Mercadona apenas tiene un 15% de nuevos productos. 

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