Portugal dice adiós a la troika, pero los ajustes y reformas continúan

El país cerró sin precisar de más ayuda la tercera intervención externa que vive en democracia cuando se cumplen cuatro décadas del fin de la dictadura

Portugal dejó de encontrarse hoy bajo la supervisión de la troika de acreedores, tres años después de solicitar el rescate, un período dominado por las políticas de ajustes y reformas que, al contrario que los "hombres de negro", están para quedarse.

El país cerró sin precisar de más ayuda la tercera intervención externa que vive en democracia cuando se cumplen cuatro décadas del fin de la dictadura, con la confianza de que lo peor de la crisis ha pasado ya pero con dudas sobre hasta qué punto las duras medidas ya aplicadas transformaron su economía para hacerla más sostenible.

Para celebrar este adiós a la troika -la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional (FMI)-, el Gobierno portugués, de signo conservador, optó por intentar transmitir hoy un claro mensaje al exterior: que no perderá su "ímpetu reformista" y que todavía queda mucho por hacer.

En una reunión extraordinaria, el Ejecutivo aprobó un documento específicamente dirigido a los inversores extranjeros y sus socios europeos -escrito en inglés- en el que recopila las políticas ya aplicadas y las que todavía tiene pendientes en materia de competitividad, capital humano y reforma del Estado.

"Podíamos acabar el programa de ajuste diciendo que el trabajo ya estaba todo hecho, pero aún tenemos mucho por delante y que todos sepan que no vamos a parar", aseguró el secretario de Estado adjunto al primer ministro, Carlos Moedas, quien también descartó cualquier tipo de "complacencia".

Sin embargo, muchas de las reformas consideradas clave por el Ejecutivo portugués exceden la actual legislatura, que como máximo se alargará hasta 2015.

Las fuertes críticas a sus políticas por parte del principal grupo de la oposición, el socialista, y del resto de fuerzas de la izquierda hacen presagiar que en caso de cambio de Gobierno, la estrategia sería diferente.

En este sentido, Moedas aseguró que los conservadores intentarán "encontrar consensos" con los demás partidos y con los agentes sociales precisamente para que el "esfuerzo" de los últimos tres años "tenga continuidad".

"Es evidente para todos que si Portugal o cualquier otro país volviese a hacer las tonterías que se hicieron en 2011, el resultado sería el mismo", lanzó hoy el ministro de la Presidencia y de Asuntos Parlamentarios, Luís Marques Guedes, en una clara crítica a las políticas de gasto público seguidas por el anterior Ejecutivo, de signo socialista.

Durante el período bajo la asistencia financiera de la UE y el FMI, Portugal acabó en recesión los ejercicios 2011, 2012 y 2013, y sus niveles de desempleo alcanzaron valores récord, superiores al 17 %, muy lejos de las expectativas de la troika, que en el momento de conceder su rescate preveía que el país ya creciera el pasado año.

El efecto recesivo de las draconianas medidas de austeridad aprobadas por el Gobierno a instancias de los organismos internacionales fue objeto de debate permanentemente, aunque tanto las autoridades lusas como las europeas prevén ahora que Lisboa regrese ya en 2014 al crecimiento, con una subida del 1,2 %.

No obstante, la caída del PIB en términos trimestrales registrada entre enero y marzo (-0,7 %) ha vuelto a generar dudas, pone en entredicho la confianza del Gobierno en la transformación estructural de la economía y da alas a la oposición, que advierte de la fragilidad de los avances.

A nivel político, el consenso entre conservadores y socialistas para solicitar el rescate financiero en 2011 se fue deteriorando conforme pasaban los meses hasta romperse totalmente, una situación sobre la que ya alertaron los miembros de la troika.

Portugal logró cerrar su rescate de forma "limpia", sin necesidad de más apoyo externo -tal y como hizo Irlanda-, gracias sobre todo al alivio de la presión de los mercados, con su deuda a diez años actualmente en torno al 3,6 % de interés.

Cuando solicitó el préstamo internacional de 78.000 millones de euros a la UE y el FMI, sus títulos a este mismo plazo cotizaban al 9 %, una tasa imposible para poder financiarse sin ayuda. 

Te puede interesar