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La renta agraria, un misterio

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photo_camera Trabajos de vendimia en la Ribeira Sacra.

Para 2016, Agricultura estimó la subida año en un 5,1% y  la eleva  al 10,6%. La renta media por activo sería de 32.000 euros

A escasas fechas de que el Ministerio de Agricultura haga públicas las primeras estimaciones sobre el comportamiento de la renta agraria en 2017, el mismo departamento señalaba prácticamente las cifras definitivas sobre la evolución de la renta agraria en 2016. De acuerdo con los datos manejados en hoy por la Administración agraria, la renta en 2016 se habría incrementado en un 10,6% sobre el ejercicio anterior, hasta llegar a una cifra de 27.126 millones de euros en moneda corriente, sin tener en cuenta la inflación, lo que supone una cifra record en el sector. Lo novedoso y sorprendente de estas últimas cifras es que suponen un incremento más del doble del calculado en la primera estimación cuando solamente se incrementaba en un 5,1%. La renta por ocupado en el sector, entendido como el concepto de las llamadas UTAs , Unidad de Trabajo Año, que representa el trabajo realizado por una persona a tiempo completo durante un año, la renta se habría elevado a 31.951 euros, con un incremento del 3,7% para batir un año más el record de ingresos.

Estos datos tan diferentes, como no podía ser de otra manera, son puestos en duda por el sector, si que se por ello se pueda hablar de manipulación, aunque se estima que algo falla en la Administración agraria a la hora de recoger datos sobre el comportamiento sector para que haya una desviación tan grande. Para este año, dominado por la sequía, en medios extraoficiales se maneja la posibilidad de un incremento de la renta en un 5% en la primera estimación.

Hablar en el sector agrario de renta agraria media por persona, esos 31.951 euros estimados para cada una de esas 830.000 UTAs o activos estimados en el sector, constituye un ejercicio que no pasa de ser simplemente un dato para la estadística y escasamente cercano a la realidad. Y no porque sea muy alto o muy bajo. Así como el volumen de la renta agraria global es simplemente un ejercicio, simplificando las cosas, de ingresos y gastos, en el caso de la renta por agricultor o ganadero, sería preciso considerar la existencia de muchas agriculturas o explotaciones ganaderas, cada una con sus propias características y carece de significado la simple división entre renta agraria por el número de activos. La salud de la renta agraria, más que en las estadísticas oficiales, se ve mucho más claramente en el comportamiento y en la evolución de cada uno de los sectores y simplemente considerando otros indicadores. Para analizar la evolución de la renta agraria en un sector o en un territorio, son importantes también otras cifras como la evolución en la compra de maquinaria, el nivel de endeudamiento de agricultores y ganaderos y si el mismo es para cubrir necesidades de coyuntura en cada campaña o si, por el contrario, son endeudamientos para seguir invirtiendo en mejoras de estructuras en las explotaciones. La renta agraria se refleja en el nivel de vida de los agricultores y ganaderos, vivienda, gastos en bienes de consumo o de ocio, evolución de los precios de la tierra, etc. La elaboración de las estadísticas agrarias para la estimación la renta agraria está marcada por un calendario fijado por la reglamentación comunitaria en todos los países miembros. En base a esa disposición, cada país tiene la obligación de elaborar una primera estimación de la renta en el mes de diciembre sobre el ejercicio en curso. Ello supone que para la elaboración de la misma y su publicación en esas fechas, es preciso recoger los datos existentes, como muy tarde hasta el mes de octubre. Esta exigencia supone la necesidad de llevar a cabo una serie de estimaciones, tanto sobre los resultados en materia de producciones como en lo referido al comportamiento de los precios percibidos en origen, así como sobre los precios pagados por los medios de producción, básicamente piensos, semillas, fertilizantes, energía o maquinaria.

En el caso de España, el problema se incrementa además por el hecho de que hay algunas producciones cuya recogida y comercialización se hace a caballo de dos años, como serían los casos del aceite de oliva y de la uva y del vino.

A pesar de estas dificultades añadidas, la realidad es que en medios agrarios se estima que se treta de unas desviaciones en porcentajes muy elevados, aunque en descargo de la Administración española, también se registran cada ejercicio en otros países del entorno como Italia, Francia o Alemania.

Los datos prácticamente definitivos sobre el comportamiento del sector agrario en 2016 hablan fundamentalmente de un ejercicio de record. Desde la perspectiva de la producción, se registró una cifra record histórica de por valor de 48.091 millones de euros frente a una cifra media en los años precedentes de entre los 43.000 y los 45.000 millones de euros.

En lo que se refiere a la renta global, la cifra de 27.126 millones de euros supone igualmente una cifra record que rompe además la estabilidad o las bajadas las bajadas habidas en los años anteriores. Tomando como referencia el año 2000, la cifra de renta record se habría registrado a precios corrientes en 2003 con 26.323 millones de euros para, a partir de esa fecha iniciar una caída hasta la cifra más baja de 21.101 millones de 2009, caída provocada por la sequía. Desde esa fecha, la renta agraria no había levantado cabeza para mantenerse entre los 22.000 y menos de los 24.000 millones de euros.

Lo mismo sucede con la renta por UTA o activo donde también se registró en 2016 una cifra record con los 31.951 euros frente a los 22.563 de hace una década cuando la reta a repartir se hacía sobre más de un millón de activos, lejos de los 830.000 del pasado año.

En este comportamiento positivo de la renta, un factor clave a tener en cuenta ha sido la congelación de los gastos del sector en medios de producción para estancarse los mismos en el entorno de los 21.000 millones de euros. Para las cuentas públicas, en ese periodo subieron ligeramente los precios pagados por los ganaderos en piensos, pero se registraba una bajada por encima del 10% en medios de producción tan importantes como los fertilizantes, la energía y los lubricantes, cifras oficiales que encajan difícilmente con los precios pagados en origen y que ponen en duda el momento y los puntos donde se tienen en cuenta las cotizaciones, si son a salida de fábrica o en el punto de venta de cada operadores en los mercados cuyas estrategias comerciales, posibles pactos de precios o repartos de territorios no tienen un seguimiento por parte de los servicios de la competencia.

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