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La riqueza de las rías gallegas exige más controles

Miles de personas viven del marisqueo y de la pesca en las rías de Galicia, amenazadas por la contaminación y otras malas prácticas. A las administraciones públicas les compete mediar y actuar

El pescado –al menos el comestible– no está en todas las aguas marinas, sino en las aguas de la llamada plataforma continental, cuya profundidad no suele ser grande. Dicho de otro modo, la plataforma continental –con vida animal y vegetal, de relevancia económica– es la superficie de un fondo submarino próximo a la costa y con profundidades inferiores a 200 metros. Su amplitud desde la costa es variable, desde escasos metros hasta cientos de kilómetros. En España, las aguas continentales albergan unas 40 especies de peces pertenecientes a 13 familias.

Las rías gallegas, únicas en el mundo, atesoran una gran riqueza pesquera y marisquera, pero la contaminación lastra su potencial. Vertidos industriales, como los de Ence en la ría de Pontevedra, y urbanos, dañan estas rías, que están muy al límite de sus posibilidades. 

A día de hoy, muchos pueblos carecen de depuradoras, con lo cual vierten directamente al mar, y son todavía numerosas las industrias contaminantes. Por esas y otras razones, la ONG Greenpeace alerta de altos vertidos de aguas fecales, malos olores y de peligros para el marisqueo en las Rías Baixas. La Xunta, por su parte, se defiende y asegura que diseña hasta 2023 una batería de actuaciones para controlar los vertidos al mar. De hecho, presume de haber corregido 200 focos de contaminación en las rías. 

Ahora trasciende que hay un monstruo de fango en una joya ambiental de Galicia, ya que tanto el Gobierno de España como la Xunta llevan 20 años vertiendo residuos de dragados portuarios en un área marina protegida junto al Parque Nacional das Illas Atlánticas. Ese monstruo de fango se oculta, según El País, a solo dos millas de la franja de protección de la isla gallega de Sálvora y constituye una montaña de residuos de dragados.

Expertos en biología consultados por La Región señalan que para ser concluyentes habría que saber exactamente dónde y cuánto se vierte pero reconocen que las quejas de los mariscadores sobre los vertidos de Puertos vienen de atrás. La conselleira do Mar, Rosa Quintana, se ha pasado muchas reuniones recibiendo esas críticas de las cofradías. Asimismo, es sobradamente conocida la postura de la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa y de concellos como el de Rianxo, contrarios a que se depositen los lodos retirados del río Lérez cerca de la isla de Sálvora.

Desde Mar se pide que no se alarme “de forma injustificada” pero lo cierto es que algo pasa. La clave ahora está en saber la postura de la nueva directora de Portos de Galicia, Susana Lenguas Gil, quien este verano relevó en el cargo a José Juan Durán Hermida. Fue directora general de Arias Hermanos, la mayor adjudicataria de contratos de obra pública por parte del Ayuntamiento de A Coruña en 2014, bajo control del PP. Sobre el papel depende de Rosa Quintana.

En juego están 330.000 metros cúbicos de áridos. Si se trasladasen por tierra a algún punto donde fuese posible depositarlos harían falta 11.000 camiones circulando por las carreteras gallegas, según los cálculos de Rosa Quintana, que tampoco sabe de un espacio en tierra donde depositar esos residuos. Pero el problema no se reduce al dragado de Pontevedra, ya que están previstas actuaciones similares en otros puntos. Galicia tiene 122 puertos y la Xunta debe conciliar su viabilidad con la calidad de los productos del mar, todos ellos sujetos a controles de calidad. 

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