Psiquiatra y teólogo evangélico

González Campa: ‘La discriminación positiva no es justa’

José Manuel González Campa.
El teólogo evangélico José Manuel González Campa impartirá el lunes una conferencia en el Centro Cultural de la Diputación sobre la igualdad entre hombres y mujeres.
Usted hablará en Ourense sobre la igualdad de derechos entre hombres y mujeres ¿Qué mensaje quiere transmitir?

Siempre se ha dicho que el Cristianismo ha ejercido una represión muy fuerte de la mujer. Sin embargo, yo diré que esto no es cierto. El Cristianismo no es el principal responsable, sino los cristianos, porque este movimiento trajo a la mujer la mayor liberación desde que Jesús cumplió los 30 años y en el siglo I ellas funcionaban en las iglesias con igualdad de derecho con los varones. En el siglo II empezó la decadencia.

¿Y cómo se aplica esto hoy a las víctimas de la violencia de género?

Hay que legislar para que la mujer no sea maltratada en cualquier área de la experiencia humana. Sin embargo, no estoy de acuerdo con la legislación que aboca a situaciones en las que los varones deben reivindicar sus derechos. Hoy, con la discriminación positiva, un hombre abofetea a una mujer y es un delito, pero, si ocurre al revés, es una falta. Esto no es justo. Pero, por qué mueren cada vez más mujeres. Creo que los legisladores no han ido a las causas, sino a los síntomas de los maltratos. No defiendo a los maltratadores, pero esas personas, en un porcentaje muy alto, son personas enfermas. No creo en la filosofía de los buenos y los malos. Ahora, las mujeres también están empezando a liquidar a los maridos. Son parejas enfermas y hay que ir a la raíz del problema.

Como psiquiatra dejó la sanidad pública para ejercer en la privada, ¿por qué?

Por estar en desacuerdo con la asistencia mental en la salud pública. Yo elaboré el programa de la reforma psiquiátrica en Asturias, pero no se aplicó como había que hacerlo. Hay regiones como Canarias o Baleares que tienen un retraso en la reforma muy grande y otras, como Asturias, que tuvo la oportunidad de hacer la mejor reforma y no lo hizo, porque las unidades de agudos de los hospitales generales se van convirtiendo en pequeños manicomios.

¿Qué opina del cierre del psiquiátrico de Toén y su traslado a Piñor?

Galicia vive un atraso importante. Toén es la historia clásica de un manicomio cien por cien -cuya filosofía es similar a la de los nazis y el exterminio de personas-. Mientras que la libertad no llegó a los enfermos mentales, los manicomios eran auténticos campos de concentración. Hoy ha cambiado el concepto de enfermo mental, pero debe cambiar aún más, porque como colectivo son los menos peligrosos. Considero que todos los manicomios deben cerrarse, pero antes hay que establecer los dispositivos asistenciales integrales: centros de salud mental, hospitales de día, talleres protegidos, casas de acogida y disponer de profesionales. A la población no hay que psiquiatrizarla, hay que aprovechar los recursos que tiene para cambiar la atención a los enfermos mentales, que deben estar integrados, porque de lo contrario se les aliena. Ahora, Ourense tiene la oportunidad de reducir en Piñor el número de camas.

Su especialidad es el alcoholismo y las toxicomanías. Los datos de afectados en España no son buenos.

Entre el 10 y el 15% de la población española sufre alcoholismo. En el año 62, por cada ocho varones, una mujer era adicta. Hoy hay tantos alcohólicos como alcohólicas. La liberación de la mujer ha traído un fallo grande de mimetización del varón, pero los varones tenemos poco que imitar y la mujer cae en una esclavitud de otro tipo. Este es el principal problema de España, porque el resto de las dependencias no llegan ni a la mitad del alcoholismo. Hay una permisividad enorme porque la legislación del tabaco y del alcohol no se cumple.

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