Las Comparsas regresan a las aldeas de Viana

Integrantes de la Comparsa del pasado año tras su actuación en A Bouza.
photo_camera Integrantes de la Comparsa del pasado año tras su actuación en A Bouza.
Durante los sábados 11 y 18 de febrero, la agrupación visitará las aldeas de Mourisca, San Cibrao, Rubiais y Solbeira para hacer vibrar a los vecinos con una tradición que estuvo prácticamente desaparecida, pero latente, algunos años

La figura entroideira de la Comparsa se consolida en Viana do Bolo. Tras su recuperación en el año 2019, la ilusión va en aumento al igual que el número de integrantes, que este año serán un total de 25.

Estas agrupaciones eran las encargadas hace décadas de animar el Entroido de un gran número de aldeas vianesas, convirtiéndose en una tradición verdaderamente arraigada. Sin embargo, con el paso de los años acabaron desapareciendo, pero la esencia y experiencia de la mayor parte de los integrantes quedó latente, a la espera de volver a emerger.

Fue en 2019 cuando varios vecinos de Pixeiros y Seoane pusieron todo su empeño en recuperarlas y, más de 15 años después, la Comparsa pudo reconquistar las “airas” de los pueblos vianeses. Este será el cuarto año en el que las “rondas, brindis y disputas” se extiendan por el municipio y, según declara Antucho Espinosa, uno de los jóvenes encargados de impulsar esta iniciativa, esperan “que nos próximos anos a Comparsa continúe recorrendo aldeas da bisbarra”. Durante este año visitarán las aldeas de Mourisca, San Cibrao, Rubiais y Solbeira durante los sábados 11 y 18 de febrero. Para ello, los integrantes llevan más de tres meses ensayando. “Esto da moito traballo, son moitas cousas que discurrir e inventar”, indica Espinosa.

Cuatro son los papeles principales, el director, la señorita, el payaso y el hombre de esquilas que, acompañados por otros protagonistas que varían en función de los años, se encargan de realizar la actuación. Este Entroido habrá novedades “e intentaremos sorprender”, confiesa Antucho.

Durante los días de celebración, la comparsa se dirige a una aldea y allí el hombre de esquilas -conocido actualmente como boteiro- se adelantaba al grupo para “pedir el permiso” a los vecinos. Cuando estos aceptan la actuación, comienza la primera de las tres partes con las que cuenta la función. Los músicos inician “la ronda” y recorren las calles acompañados de los diferentes personajes que ejercerán sus cometidos durante el recorrido - la señorita bailará con el público, el payaso irá haciendo bromas…- Una vez finalizada “la ronda”, la agrupación se dirige a una “aira” amplia para continuar con el “brindis”.

El papel del director será fundamental durante esta parte, ya que de manera improvisada dedicará, mediante versos, canciones a diferentes espectadores. Finalizado el “brindis”, llega el momento de la “disputa”, una actuación teatral versada en la que los diferentes personajes tienen como objetivo hacer reír al público a través de la sátira, pero “sempre dende o respecto”. Este será un año para disfrutar, “e que queden moitos”.

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