La villa del Támega despidió su querido Entroido. Lo hizo sin desfile, pues el Concello decidió suspenderlo una hora antes de su celebración debido a las inclemencias meteorológicas. Pero no fue impedimento para que los cigarrones salieran de casa a echar las últimas carreras.
Pablo, Alejandro e Ismael cogieron pantalón, chaqueta, medias, camisa, chocas y careta poco después de las 16,30 horas. Con todo detalle y con mucho cuidado comenzaron a vestirse con la ayuda de cinco mujeres, quienes les arreglaron medias y camisa, cosieron las fajas y cuidaron todos y cada uno de los detalles del traje. Ellos son tres de los numerosos cigarrones que se prepararon para despedir al Entroido. Con mimo y dedicación. También con nervios. “O derradeiro”, dijeron cuando cogieron zamarra y bajaron la careta. Y a correr.
Las calles del casco viejo y las plazas do Cigarrón y Maior se llenaron del sonido de las chocas, que resonaron en toda la villa con sabor de despedida. La emoción y los sentimientos estaban a flor de piel, entre los cigarrones y los verineses y entroideiros de corazón. La lluvia no fue impedimento ninguno, las gotas no pararon las carreras de los cigarrones, reyes y amos del Entroido verinés, que disfrutaron hasta el último aliento.
Llueva o truene
Y entre cigarrones, alguna que otra carroza se dejó ver, porque “chova ou neve, o Entroido vive en nós”, anotaban los entroideiros. Con música y ganas de “troula” los que deberían desfilar por las calles de Verín, se congregaron en la Praza Maior.
Risas, parodia y mucha imaginación. Carcajadas y abrazos infinitos entre los amigos. Los verineses disfrutaron del Martes de Entroido hasta el final. Las carcajadas no faltaron, los recuerdos tampoco, y las ganas de disfrute, a pesar de los largos días de fiesta, continuaban presentes. Para decir adiós a la mejor época del año.
Las orquestas Salsarena y Player amenizaron la tarde y noche en la localidad, mientras que las charangas Los Támega, Noroeste, Tattoo, B+ y Mil9 sonaron a lo largo de Verín. Música y más música para despedir el Entroido, un año en el que volvió a la normalidad, con su esencia y sus tradiciones. Con los cigarrones llorándolo y los entroideiros gritando “Viva o Entroido de Verín!”. n