Tras la resaca del Luns Borralleiro y toda la adrenalina que se acumuló en la Praza da Picota el lunes, salieron a media mañana los peliqueiros veteranos, los más mayores, los que durante décadas mostraron –y así siguen- raza y sentimiento. De lado a lado de la Picota, los veteranos disfrutaron de su mañana, de su día especial, con elegancia y clase corrieron como en la juventud, sin desmerecer la máscara.
Mientras ellos corrían y los lazanos los contemplaban, por la localidad se encontraba la charanga Europa y el grupo tradicional No Cómbaro amenizando la jornada a ritmo de Entroido.
Ya por la tarde, los vecinos de Laza vivieron uno de los momentos más especiales de su celebración, y también de los más tristes, pues supone la despedida del Entroido. La lectura del Testamento do burro. El testamentario, con orgullo y cariño, recordó a entroideiros, hizo sátira y aplaudió la tradición y costumbres de Laza. Los lazanos aplaudieron, corearon al testamentario y gritaron un “Viva o Entroido de Laza!”, mientras que los peliqueiros hicieron sonar sus chocos.
Un momento mágico que dio paso a las carreras de los peliqueiros, quienes mostraron la tristeza del fin del Entroido. Con sus fajas negras para simbolizar el luto. Ayer, los chocos resonaron en la Picota por última vez hasta el 2024. El traje del peliqueiro ya está en el armario y hoy lloran su fin.
Eso sí, Laza exprimió el martes hasta el último minuto. La jornada estuvo amenizada por la orquesta La Ocaband y la charanga Louband. Bailaron, cantaron y festejaron hasta el último aliento tras un Entroido lleno de sentimiento, de ilusión y de retorno de todos los elementos –tras la pandemia- que hacen mágica su celebración.
