El Lunes de Entroido siguió llenando de color la ciudad, a pesar de las restricciones sanitarias. El disfraz se consolida como el guiño perfecto al "no" carnaval del 2021, marcado por la pandemia. Si el fin de semana se llenaban las calles de vestimentas originales y pequeños superhéroes jugando en los parques, la semana empezó con la alegría entroideira en los centros de trabajo. Es una estampa habitual del ciclo festivo ourensano por excelencia y este año no iba a ser menos.
Con el obligado complemento de la mascarilla, los disfraces llegaron a la seriedad del trabajo para sobrellevar con una sonrisa el lunes y la situación de restricciones sanitarias. Uno de los lugares en los que el Entroido es una religión es en Gallego Estilismo. En este caso, no es Paco Gallego el que posa como rey del carnaval. Pero los trabajadores de la peluquería se pusieron a punto para lucer sus mejores galas de carnaval, a juego con sus mascarillas.
Hubo quien se mimetizó con el trabajo, como el empleado del establecimiento de gominolas que se vistió de dulce payaso. Y también lucieron traje acorde con los tiempos estos dos transeúntes en la rúa do Paseo. En honor al Xacobeo, ¿qué mejor que enfundarse en dos botafumeiros? Y es que el ambiente de calle siguió siendo de color, especialmente entre los más pequeños de la casa, que se niegan a quitarse el disfraz.