Absuelto un preso etarra que gritó 'Gora ETA' en el funeral de su padre

La Audiencia Nacional ha absuelto al colaborador etarra Ion Urretavizcaya de un delito de enaltecimiento del terrorismo porque, a pesar de considerar probado que gritó tres veces 'Gora ETA' en el funeral de su padre, estas exclamaciones 'no se desencadenaron para escarnio de los presentes y de toda la colectividad'.
Los hechos, por los que el fiscal solicitaba una pena de dos años de cárcel y siete de inhabilitación, se produjeron el 28 de junio de 2007 en la Basílica de la Purísima Concepción de la localidad vizcaína de Elorrio, cuando unas 200 personas jalearon al preso en el momento en que era introducido por la Ertzaintza en un coche-patrulla.

En una sentencia hecha pública hoy, la Sección Tercera de la Sala de lo Penal, presidida por el juez Alfonso Guevara, considera probado que al término del funeral, el acusado 'recibió efusiones de paisanos' y se dirigió a los congregados 'alzando los brazos al grito de 'Gora ETA', que repitió tres veces instantánemente'.

El tribunal ha llegado a esta conclusión a partir del testimonio del agente de la policía autónoma vasca que custodiaba al preso etarra, al que los magistrados dan 'credibilidad objetiva y subjetiva'. El 'ertzaina' declaró durante el juicio que el acusado gritó sus proclamas cuando unas 200 personas gritaban 'Aurrera' ('Adelante'). En ese momento, 'la gente se abalanzó y los antidisturbios tuvieron que repeler' a los congregados para poderle 'introducir en el coche'.

NO ERA UN HOMENAJE ORGANIZADO

Sin embargo, los magistrados descartan que estos hechos constituyan un delito de enaltecimiento del terrorismo porque no conllevan el 'dolo tendencial' que exige el Código Penal, al no constituir 'un homenaje público organizado hornado la memoria de un dirigente de grupo armado'.

Así, la sentencia destaca que en el caso enjuiciado las condiciones de difusión de las proclamas eran 'escasas' y que cuando se pronunciaron 'no hubo organización previa, sino que se trató de un incidente producido al término de un acto autorizado' y por iniciativa de 'un grupo de vecinos congregados simpatizantes del acusado'.

Durante el juicio, el fiscal Carlos Bautista expresó su satisfacción por el hecho de que el acusado, condenado en 2003 a ocho años de cárcel por colaboración con la banda, negara haber proferido gritos a favor de ETA, lo que interpretó como 'síntomas inequívocos de disolución' de la organización terrorista.

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