Con el acuerdo parlamentario sobre el fin de ETA en el bolsillo, el presidente del Gobierno pidió a Amaiur que 'ponga en juego toda su influencia' para hacer que la banda se disuelva inmediatamente.

Cara a cara con Amaiur

Con el acuerdo parlamentario sobre el fin de ETA en el bolsillo, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha contestado ayer en el Congreso a una pregunta del portavoz de Amaiur, Xabier Mikel Errekondo, que más ha sido un decálogo reivindicativo cargado de toda la nomenclatura típica de la izquierda 'abertzale'.
No ha entrado en el juego Rajoy, quien ha pasado por alto las demandas planteadas por el exjugador de balonmano a raíz de lo que Amaiur considera un nuevo escenario de 'esperanza e ilusión', y ha preferido no salirse de un guión ahora reforzado por el documento que firmaron ayer la mayoría de las fuerzas políticas. 'Si a su señoría, como representante de la soberanía nacional le preocupa la situación, le sugiero que ponga en juego toda su influencia, si es que la tiene, para quienes sostienen esa amenaza armada que se disuelvan inmediata, voluntariamente y sin ninguna condición', ha proclamado en tono firme el presidente.

Rajoy le ha apuntado que el único 'conflicto sin resolver' en el País Vasco es el de 'una banda terrorista que ha anunciado el cese de sus crímenes pero que no se ha disuelto', y ha ratificado que el Gobierno hará 'lo que todo el mundo espera', esto es, cumplir con la ley. Muchos aplausos del grupo popular.Al formularle su pregunta, Errekondo había insistido en la naturaleza política del 'conflicto vasco' y había pedido al presidente 'pasos' para acabar con sus 'consecuencias', como garantías para el 'desarme y desmilitarización' de ETA abordando lo que ha llamado 'aspectos técnicos' para la entrega de las armas.

Su alocución, leída por el 'abertzale' desde su escaño en la parte alta del centro del hemiciclo, ha incluido peticiones en favor del acercamiento de presos 'políticos' al País Vasco y de la salida de las Fuerzas de Seguridad y el Ejército de esta comunidad. También se ha acordado de las víctimas, y ha propuesto una comisión que facilite la 'reparación y reconciliación', pero su ecuación para el 'cien por cien' de memoria exige que la 'verdad completa' se halle mediante la 'suma de verdades parciales'.

Más que un 'cara a cara' entre ambos, el debate ha sido una sucesión de dos monólogos, el de Errekondo, al que ha faltado tiempo para acabar de leer su discurso, y el de Rajoy, al que le ha sobrado más de un minuto de los 2,5 que tenía para contestar al diputado. Después ha respondido el presidente a la pregunta semanal del líder socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, que ha utilizado su acostumbrado tono didáctico para intentar demostrar que la reforma laboral no va a servir para crear empleo.


REFORMA LABORAL

'Despidos más baratos, despidos más fáciles, despidos sin autorizaciones, sin indemnizaciones, despidos injustos; ésa es su reforma, señor Rajoy, se llama despido', ha resumido Rubalcaba. Pero el presidente le ha recordado que el récord de despidos lo alcanzó el PSOE, comentario que ha gustado en los escaños del PP, y ha puesto de relieve los más de cinco millones de españoles que quieren trabajar y no pueden. La cosa está tan mal, según el presidente, que lo que ha hecho el Gobierno es actuar, coger 'el toro por los cuernos' y tomar decisiones, así que ha pedido a Rubalcaba que no se lo reproche, advirtiéndole de que PSOE y sindicatos se quedarán solitos en su rechazo a la reforma laboral.

Algo parecido le ha dicho luego la portavoz del grupo popular, Soraya Sáenz de Santamaría, a la portavoz del PSOE, Soraya Rodríguez, en respuesta a otra pregunta: 'El tiempo de no hacer nada se ha acabado'. Rodríguez le había echado en cara que el Gobierno no haya presentado aún los presupuestos de 2012, entre acusaciones de 'partidismo', y no se ha resistido a sacar la polémica por la actuación policial en los incidentes con estudiantes en Valencia. Le ha salido una frase redonda, muy celebrada desde los escaños del PSOE: 'No son los enemigos los que están en la calle, son nuestros hijos'.

Sáenz de Santamaría no ha hablado de Valencia, pero sí de la labor de un Gobierno que está intentando solucionar los 'excesos' de los socialistas, hasta el punto de que la austeridad ya 'no es una opción, es una obligación'. Llegarán a la Cámara unos presupuestos ajustados para crear empleo, ha señalado la vicepresidenta, quien ha defendido a capa y espada las reformas del PP en economía, educación o Justicia.Y el viernes, reforma de los organismos reguladores, ha anunciado en los últimos segundos de una respuesta que se le ha quedado corta.

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