ACCIDENTE AÉREO

"Es demasiado pronto para sacar conclusiones", dice un portavoz de Airbus

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photo_camera Una grúa retirando los restos del avión siniestrado.

El portavoz señaló que hace falta más tiempo para que avance la investigación sobre lo sucedido con el A400M

El grupo Airbus se negó hoy, al menos de momento, a vincular los problemas de industrialización en el programa del A400M con el siniestro de uno de estos aviones de transporte militar en Sevilla el pasado sábado.

"Es demasiado pronto para sacar conclusiones", dijo un portavoz de Airbus al ser preguntado por la eventual concurrencia de esos dos elementos.

El portavoz señaló que hace falta más tiempo para que avance la investigación sobre lo sucedido con el A400M que se estrelló poco después de despegar en un vuelo de pruebas en las proximidades de la planta de ensamblaje final.

Ese aparato debía ser entregado el mes próximo a Turquía, que ya había recibido sus dos primeras unidades en 2014, dentro de un proceso que se había retrasado al haberse requerido algunos ajustes.

En total, Airbus ha vendido 174 de estos aviones a ocho países: los siete que lo lanzaron (Alemania, Francia, Reino Unido, España, Turquía, Bélgica y Luxemburgo) y Malasia, la primera y hasta ahora única exportación.

El A400M es un avión de concepción muy compleja que pretende suceder al estadounidense C-130 Hercules y a los franco-alemanes Transall C-160 que llevan en servicio decenas de años.

Gracias a sus cuatro turbopropulsores, puede transportar hasta 37 toneladas de material (incluidos helicópteros y carros de combate) a una distancia de 3.300 kilómetros y aterrizar en simples pistas de tierra.

Pero los requerimientos particulares de cada país comprador para las misiones a las que quiere dedicar sus A400M hacen que su industrialización sea mucho más complicada que la de un avión de línea, que permite unos procesos muy estandarizados.

Inicialmente, el programa de este avión se lanzó con un coste previsto de 20.000 millones de euros con 180 unidades para los siete países europeos implicados.

Sin embargo, los sucesivos retrasos obligaron a reconocer en 2010 un sobrecoste de 4.500 millones de euros, repartido entre el fabricante y esos Estados, además de un reajuste de los contratos (con una reducción a la baja del número de aviones encargados, 174 actualmente).

A finales de febrero y aprovechando la presentación de los buenos resultados de 2014, con 2.343 millones de euros de beneficios y una subida del 59 % respecto al año anterior, Airbus anunció una nueva provisión de 551 millones de euros.

La razón esgrimida fueron los problemas de industrialización, sobre todo porque los diferentes componentes del avión que llegan a la planta de ensamblaje final en Sevilla no estaban suficientemente terminados y eso generaba allí "cuellos de botella".

Para resolverlos y obtener una mejor integración industrial, la factoría sevillana debía, entre otras cosas, recibir personal de las plantas de Bremen (Alemania) y Brighton (Reino Unido).

Esos cambios llevó aparejada la sustitución del que había sido el máximo responsable de la empresa en España, Domingo Ureña, por Fernando Alonso por parte de la nueva directora de operaciones de la división de defensa y espacio, Pilar Albiac, cuya misión es sacar del atolladero el programa del A400M bajo la supervisión de la división de defensa y espacio, con sede en Múnich (Alemania).

El primero de los objetivos era entregar este año el doble de aviones que en 2014, cuando hubo ocho para cuatro clientes (cuatro para Francia, dos para Turquía, uno para el Reino Unido y uno para Alemania).

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